Tuesday, December 1, 2009

Perú [37] :: La enfermedad primermundista o mirando al mar de Lima ::


Si hay algo sorprendente e irritante de esta enfermedad en la que vivimos como primermundistas, es el relajamiento general ante la vida en su definición más cierta, esta laxitud moral ante la desgracia ajena [traída fundamentalmente por la artificialidad de lo virtual] y el jodido cóctel que nos mete en vena la fugacidad de todo lo que sucede [es quizás lo que más nos insensibiliza ante los asuntos verdaderamente terribles e importantes que acaecen a la par que pasamos]… las experiencias ya no son reales, solo son imaginadas y, por tanto, el daño, el dolor, también pertenecen al terreno nebuloso de la imaginación. Cada día converso con personas que tienen problemas reales [en mi sociedad en crisis son fundamentalmente problemas económicos], pero que simplemente los dejan pasar levantando sus hombros en un “ya se resolverán solos”… a eso es a lo que nos han acostumbrado las pérfidas políticas liberales y los planes urdidos sibilinamente por los dueños del capital… han conseguido una masa social de la desgana y el consentimiento, “cachocarnes con ojos” que apenas son capaces de sentir un temblor… hoy, por ejemplo, me comentaba un amigo de bajo tono que un conocido de ambos anda tramitando una enfermedad cabrona, y sonreía a comentármelo, mientras valoraba que el tipo había sabido sacarle el jugo a la vida [que en el lenguaje de lo que viene siendo norma social no significa otra cosa que ha bebido y fumado hasta hartarse, que ha salido de noche y se ha gastado en juergas todo el dinero que le ha dado la gana, que ha rifado partidas de póker y julepe, que ha tenido a multitud de mujeres en sus brazos –pagando y sin pagar–… en definitiva, que solo se ha preocupado por sí mismo]… y el amigo que me lo comenta le da ya por descartado sin sentir un poquito de pena o de conmiseración, sin plantearse visitarlo o interesarse por él [“ni por asomo, chico, que ya lo disfruté cuando andaba bueno y cachondote, y me apetece recordarle así”]… en este presupuesto de vida no existes si tienes una tara o dejas de seguir el ritmo de los otros, se te borra sin más…
Y así no vamos nada bien… nada bien… y lo peor es que no se alumbra solución cercana a esta gleba de tarados que tiran sus días en consumir en el exceso total sin pensar en que tal actitud viene de graves injusticias y lleva a injusticias mayores.
Recuerdo que cuando paseaba de noche por una zona exclusiva de Lima, me detuve unos minutos a mirar el paisaje de una enorme playa que se extendía abajo… la noche solo me dejaba presentir el mar rodeado por las luces de la ciudad… no se veía la infinita masa de agua del Pacífico y me pareció que la realidad era el paseo de luces terminado en una cruz gigantesca e iluminada al fondo… enseguida me di cuenta de que es así como el hombre occidental ve el mundo… vemos solo las pequeñas luces que deslumbran y no somos capaces de imaginar el océano al lado, ese océano que las hace absolutamente insignificantes ante su magnífica capacidad de vida y muerte, ante su espacio absolutamente ocupado por la tragedia y el gozo, por la diversidad de vida y la destrucción… y si hubiera amanecido en aquel instante, nos pasaría lo mismo, quedaríamos deslumbrados por la mancha visible de la superficie del agua hasta el horizonte y por los cuatro barquitos parados… no seríamos capaces de dejarnos anonadar por la sugerencia de lo que pueda contener ese vaso magnífico que separa continentes, no sabríamos ir más allá de la simple postal que nos proporciona placer visual… y entonces consentimos en que el mar está allí justo para nuestros ojos, justo para nuestro deleite de bobos diletantes… ¿por qué no nos han enseñado a mirar y a penetrar en lo mirado con actitud crítica?, ¿por qué nadie siente el ardor de darle la vuelta al mundo del hombre y enseñarle de verdad a ser hombre justo desde que ve la luz?... a mí me duele cada día más esta situación, y reniego del hombre y de su mundo, me siento sucio de compartirlo, de verme obligado a compartir mi vida con gente que no sabe mirar más que en primer plano [un primer plano egoísta y egotista]… pero no sé qué hacer, no sé cómo buscar el giro preciso y tomar algún camino que sea más correcto… y al final de cada día, roto, me hundo y caigo en los brazos de esa forma de ver el mundo que tanto me irrita, me dejo acoger por el calor de mi cama, por mis muebles, por mis posesiones, me engolfo en el televisor de la sala y sonrío como un tonto de baba con la mente vacía, y se me olvida preguntarme qué es lo que he hecho yo durante mi vigilia para arreglar las cosas, y formo parte de toda esta mierda mientras cierro los ojos como un cobarde más, pero peor, porque yo ya lo he racionalizado todo mil veces y no respondo con energía y decisión a mis planteamientos y a mis convicciones.
Sí, pienso demasiadas veces en una revolución, en la necesidad de propiciar un cambio neto y absoluto… pero solo lo pienso mientras me dejo llevar por mi calefacción y mis calcetines gruesos, por mis gafas de marca y mis zapatos carísimos, por el café de las tres, por la chocolatina de las cinco, por la música bajita antes de dormir, por el tabaco rubio… y me avergüenzo… pero sigo sin hacer nada.

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