Monday, December 28, 2009

Retorcimiento suave del poema ‘A Eugenio’, de Joseph Brodsky, para titularlo ‘A Morante’


Yo estuve en el Perú, y no escalé las huacas desparramadas por la costa de la ciudad de la eterna primavera… quiero creer que las hicieron visitantes del cosmos, pues estos artefactos constructivos suelen ser obras de esclavos y de hombres acuciados por la miseria… los ídolos de adobe son tan fáciles de falsificar que propician rumores… bajorreleves varios, con cuerpos de serpientes y de arañas, con hombres manejando las cabezas recién cortadas o con una fauna marina inenarrable… y el alfabeto indescifrable de una lengua que ignoró siempre la conjunción ‘o’… ¿qué contarían si empezaran a hablar? Nada. En el mejor de los casos, las victorias sobre tribus vecinas y mil cabezas rotas. Que la sangre del hombre vertida en el altar del Dios que era la Luna le fortalece el brazo para detener maremotos y escaseces. Que el sacrificio nocturno de ocho jóvenes fuertes garantiza el alba con más seguridad que un despertador. De cualquier forma, es preferible un chancro o las fauces mortíferas de aquellos unicornios de Cortés, al sacrificio. Si te toca alimentar con tu carne a los gallinazos es preferible que el asesino sea asesino y no un astrónomo… en general, sin aquellos españoles es muy poco probable que hubiesen llegado a tener la certeza de que algo les había pasado. Es aburrido vivir, querido Morante. Dondequiera que vas la estupidez y la crueldad te siguen. Me da mucha pereza encerrar eso en versos. Como dijo el poeta: “En cualquier elemento…”. ¡Qué lejos vio desde sus marismas natales!... Yo agregaría: en cualquier latitud.

•••
No puedo dormir, pues los seres con sombra dividida me mantienen insomne y pienso que estoy loco, mientras dibujo palabras largas sobre las absurdas imágenes que me llegan… un trozo de mujer se me quedó entre los dientes y parece como que me ahogase con la tinta de la pluma de trazo grueso… dibujar mis herrubres me desomete y me deja entre muerto y medio pájaro… y quisiera grabar todo lo que suena en mi cabeza para que lo escuchaseis, para que lo escuchases… es algo como incienso y ropa rara, como un armario sin llave y sin fondo o como el viento que silba mientras te quitas la ropa… y hojarasca…
No puedo dormir y me parece que soy solo abdomen y un poquito de infierno… y también lodo, un lodo mestizo que abraza con vocación de tumba.
¿Qué se puede ser en este estado?... ¿Un paseante?... ¡Bah!... me debato entre el frío y el brasero, y dudo entre ponerme tu bufanda o comérmela para que de los labios salga tu nombre y me quede en ruina y como descolocado… Pero, ¿quién me habrá maldecido [maldicho]?... ¿quién habrá pronunciado mi nombre junto a las mutilaciones?
No puedo dormir desde hace dos días y ya no me queda ni una hoja en blanco en este diario torpe… pero no dejo de fumar y presiento cómo se apaga el fuego [¿o quizás será el fulgor?]… y quiero descubrir alguna isla con sus vendedoras de frutos tropicales, con su tráfago de calles, con su ley y sus siestas, con sus delincuentes bajitos y sus langostas cocinadas levemente… descubrir una isla en la que no haya más que un diluvio al año y se caigan las casas, una isla exacta al deseo que formulo ahora mismo, con culpa y sin adiós, con gente común que dé las gracias, con tinteros y con vestidos de saldo, una isla con manos que acaricien y mesas que poner, con rodillas y codos, con calamares rebozados, con un zaguán… una isla en la que uno sea para el otro y se escapen las gallinas a corrales ajenos… una isla de plátanos y gatos, de almohadas y mugidos, sin tinieblas ni nieves eternas… una isla que repita cada mañana el ciclo natural, en la que la gente repita sus gestos como si un día fuese el espejo del otro… una isla al Este del Noroeste donde esto y esto y esto no sea la vida… una isla donde pueda entrar a comer o a calentarme, donde pueda escribir con la garganta o con los ojos, donde vuelen los gansos en formación por los atardeceres y cada huella se quede limpia en el corazón… una isla donde esto y esto y esto sea una torre viejita y cuatro casas, un mantel recién puesto y un par de sábanas blancas.
Y no puedo dormir, coño.

No comments:

Post a Comment