Hermosa foto con Urceloy gracias a la mano de José Antonio Rodríguez Álvarez ©
Ahora que ya pasó esa fiebre cristera de pasos con vírgenes lloronas, jesuses a la guantanamera [de Guantánamo, por supuesto], romanones vestidos de romanos y cofrades descalzos a lo KKK… pues que me da por tomarme un cafetote con mi ‘architecte favoritous’ y el jodío me proporciona una idea molona para chungarme de la Iglesia [mi hijo dice ‘inglesia’] sátrapa y mojicona.
Veamos: como empresario pequeñín hube de cumplir en su día las mil y una consideraciones que me fueron solicitando las diversas administraciones para poder abrir mi negocio al público, osea, baños femeninos y masculinos, vestuarios con duchas determinados por sexos, insonorización completa y carísima, cuartito estanco para residuos tóxicos, alarmas de incendio y robo, materiales no fungibles, salidas de humos y otros vapores, proyecto eléctrico visado y sellado mil veces, botiquines por doquier, extintores a gogó, salida antipánico franca para multitudes, puertas cortafuegos, cristales dobles con cámara de silencio… y lo que a ustedes se les vaya ocurriendo, que yo no tengo memoria. Y para ello, tuve que pasar diversas inspecciones técnicas y sanitarias que me costaron un ojo de la cara, y todo sin un concordato que aminorase los pagos a mis empleados en el durante y en el jodido e indefinido después.
Bien, pues en las iglesias que conozco, que son muchas y no dejan de ser centros de trabajo de un gran holding con sede central en El Vaticano, no hay servicios legalmente acondicionados y separados por sexos, no hay duchas ni vestuarios [a no ser que se consideren las sacristías como tales… y aún así no cumplen las debidas condiciones marcadas por la ley], no hay vomitorios con puertas antipánico [y mira que en esas sucursales entra gente a porrillo en los días de guardar], no hay insonorizaciones legales [sabiendo que en esos centros se canta a grito pelado y se tocan campanas], no se exige a los párrocos el carnet de manipulador de alimentos [y dan de comer a diario a cientos de miles de personas el interminable cuerpo de Cristo] ni están sujetos a la normativa de los locales que trafican con bebidas alcohólicas [la sangre de Cristo al día de hoy sigue teniendo sus grados], no tienen botiquines a la vista [debiera haber uno por cada estación del vía crucis] con el panorama de clientes que reciben [pásense ustedes a cualquier hora y verán la media de edad y de salud feligresa, que hasta debiera exigírseles contar con un pequeño centro médico y ambulancia a la puerta, como a la Estación de La Covatilla], no suelen tener accesos para personas con discapacidad [eso es pecado mortal casi, a no ser que se suponga que la sola cercanía del templo obrará milagros en ese sector poblacional]… Y luego habría que analizar también la situación de su personal, que son todos inmigrantes con pasaporte Vaticano a los que se le concede la doble nacionalidad, el permiso de residencia y el de trabajo solo por llevar toca o alzacuellos, sin tener que esperar esas horrendas colas en las comisarías o en las delegaciones de gobierno [que sí tienen que esperar los africanitos o los sudamericanetes] para conseguir sus papeles… y encima están bien subvencionaditos por el Estado español gracias al Concordato, que paga las nóminas en gran medidad de este enorme holding mundial [a mí no me pagan, que me cobran]…
Y no es estar contra la Iglesia, coño, que es reclamar la igualdad que como ciudadanos nos otorga nuestra Constitución, tanto en derechos como en obligaciones [que les pregunten a los Testigos de Jehová cuántas gestiones han tenido que hacer, cuántos trámites han tenido que pasar y cuántas normas han tenido que cumplir para hacer su nuevo Salón del Reino en esta villa, que les pregunten de qué viven sus pastores y cuánto les paga el Estado].
Sería fantástico que las administraciones pusiesen plazos a todas estas situaciones irregulares que ponen en peligro a los ciudadanos, que les obliguen a adaptar sus centros a la norma igual que a mí me obligan, que les obliguen a regularizar su situación con la Seguridad Social y que dejen de financiar con dinero público esa actividad que tanto dinero genera [solo hay que darse una vuelta por Google y buscar ‘bienes de la iglesia católica’ o ‘inversiones de la iglesia católica’ o ‘negocios de la iglesia católica’… que ya quisiera yo para mi empresa un 0,001 por ciento de su facturación maquillada, de sus activos y de sus pasivos.
Habrá que rezar con carita de cordero degollao, poniendo la cabecita en escorzo y mirando al cielo.
No comments:
Post a Comment