Sunday, June 14, 2009

Definición de poesía... definición de poema.




Corre por ahí un chascarrillo que me parece absolutamente adecuado para definir los conceptos actuales de ‘Poesía’ y ‘poema’, veamos:

Una profe de Lengua y Literatura de 3º de ESO, durante una de sus clases, pregunta a sus alumnos sobre el tema que ha impartido durante la semana. Después de preguntar a varios alumnos, se acerca a Currito, un chiquillo de raza gitana, y le inquiere:
- A ver, Curro, defíneme la Poesía.
- ¡Ay!, señorita, llegaron a mi casa por la noche dando voces –que nos despertaron a todos– y lo pusieron todo patas arriba... se quedaron con las bolsinas de los polvos blancos, le dieron unos meneos a mi papa y se llevaron a mi hermano Joselito con las manos atás por detrás, mientras le pegaban con las porras...
- No, Curro, eso no es la Poesía... ay... te voy a dar otra oportunidad y a ver si la aprovechas... ¿Qué es el poema, Curro?
- El poema, señorita, es a ver cómo sacamos a mi hermano Joselito de la cárcel.

Es la hostia, ¿no? Jamás me había topado con unas definiciones tan bien adaptadas, tan preclaras, tan nítidas, tan gráficas, tan en su sitio... es que así es la poesía de ahora, coño, una retorta de confusión y lumpen, de no saber y de hacerse el sabio, de no tener, en fin, ni puñetera idea de lo que va la cosa, pero contestar con absoluto ‘conocimiento de causa’. Antológico, ¿a que sí?
•••


Y que me tiré a la calle corpusitarra para poner viñetas a mis palabras de ayer –que luego el personal dice que exagero–... y que se me cayeron las nalgas de tanta zorolada nazional/religiosa pagada con las pelas de todos –y en tiempos de crisis, que ya nos vale–. En el foro bejarriguense se mezclaban los santurrones con las beatas, los socialistas con los peperos, los guardiaciviles con los curitas integristas, los jefes de la guripa con los rebeldes pasaos de la plaza, los cantamañanas de flor en solapita y traje nuevo con las solteronas de puro secano, los turistas con los ancianitos mamamargaritos, los bejaranos ausentes con los probejaranos impotentes, los constructores con sus exobreros en paro... y los bares a tope, y las terrazas petaítas, y un pretendido izquierdero humillando a la bajopaliada con la bandera española, y flores colgadas por todas las esquinas, y saludos militares, y risas cómplices, y niños de comunión con caritas agotadas, y hombres y mujeres de musgo sudando como sevillanos en agosto...
¿Hasta dónde vamos a llegar, coño?... que el cura decía en alto sus kyrieseleisones mientras miraba al alcalde con cara de humillarle, que parecía como si tirase a dar.
Estoy harto de tanta gansada, de tanta fiesta sacra y de tanto negocio de falsos puros, de falsísimos castos y de tanta mascarita de buenas personas.
A la mierda.








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