El día que fuimos a comer con toda su familia al campo cercano a la Huaca de la Luna, se nos acercó una caserita anciana para ofrecernos golosinas… no supe cómo fue, pero a los dos minutos la mujercita estaba sentada a la mesa comiendo con nosotros un plato de cebiche y bebiendo Inca Kola… comía con las manos y se notaba que su hambre venía de atrás… cuando estaba terminando con voracidad su comida, Lorena pidió una bolsita y la caserita la llenó con todos los restos de los platos, no hacía falta que se hablasen, pues Lorena sabía perfectamente lo que la caserita deseaba, que no era otra cosa que llevarse los restos para hacerse una sopita en casa… cuando la viejita se iba a marchar, Lorena le compró algunas de las golosinas que vendía… y así siempre que he estado con ella, siempre que hemos salido juntos a algún lugar, dando ejemplo en silencio, sin que yo casi me pudiera enterar cómo sucedían las cosas…
Otro día me acompañaba a cambiar dólares en una zona complicada y de pronto me dijo que le aguardase un momento… volvió en cinco minutos y seguimos nuestro camino… yo pregunté con curiosidad que adónde había ido, pues cuando salía conmigo nunca me dejaba solo, ya que temía que me asaltasen o me robasen… me contó que había visto a una chica jovencita con los ojos muy tristes y que se había acercado a preguntarle a solas qué le sucedía… habían despedido a la chica y no tenía soles para acabar el mes… Lorena le entregó los que llevaba [eran unos treinta soles, creo recordar… lo sé porque me consta que salió con ese dinero para comprar algo de comida para sus hijos y me tuvo que pedir prestado para hacerlo] y quedó con ella en volver a visitarla en los próximos días para ver cómo marchaban las cosas… caminar a su lado siempre suponía tener experiencias de este tipo [de alguna me di cuenta, pero sé que me perdí otras muchas que nunca llegó a explicarme].
Y luego cómo sabe hacerse respetar en un mundo terrible que tiene a la mujer en el último escalón, cómo maneja el lenguaje de la calle, cómo se pone durísima de pronto [un día me hizo salir de un taxi en el que ya estaba montado porque llevaba una pegatina que decía algo así como “aquí solo se montan mujeres y las monto yo”]. En Moche la respetan y hasta creo que la temen un poquito… se mueve por ese terreno peligrosísimo con soltura y confianza, y lo hace sola en muchas ocasiones sabiendo a lo que se arriesga.
Solo cuento un poquito de lo que he visto, y eso porque ella se niega a que hable de su forma de vida y no quiero molestarla… decir su magnitud de mujer y ser humano me resulta imposible, como dije al principio, pues no tengo palabras suficientes ni conozco términos exactos que puedan hacerle justicia.
Durante mi estancia en Trujillo conocí que acababa de aprobar sus oposiciones a la judicatura y que por fin tenía su trabajo seguro después de haberse preparado duro y pasar varios exámenes junto a otros muchos opositores… esa circunstancia hará que gane algo menos de lo que ahora gana [que no es mucho], pero le dará la estabilidad de saber que su trabajo es fijo y que no va a perderlo, algo que es muy importante para mantener a su familia y para seguir peleando por la causa de la justicia social.
Lorena está involucrada en nuestra causa [la de SBQ solidario] hasta donde no puede imaginarse, vive por ella y me da que eso le alegra la vida un montón… cuando la dejé en Trujillo ya estaba trabajando en unas jornadas de higiene del cabello para los niños de Moche y en prepararles una fiestita de Navidad en la que les entregará regalos y les hará una chocolatada [vi su lista y ya tenía comprometidos juguetes para casi todos los niños a base de llamar a sus amistades e involucrarlas con insistencia].
Solo sé que si en el mundo hubiera muchas lorenas, las cosas serían de otra forma muy diferente, mucho mejores.
Yo solo puedo desearle lo mejor en la vida, lo que ella quiere, que sus hijos estudien y tengan más y mejores oportunidades que las que ella ha tenido, y sé que va a conseguirlo, porque ha logrado hacer una hermosa piña en esa casita humilde de la Avenida España, una familia que seguro es modelo por donde se la mire, unos chicos con la cabeza muy bien amueblada y un sentimiento social parejo al de su madre. Ella ya sabe que me tiene para lo que precise, tanto como yo la presiento a ella dispuesta a lo que yo pueda necesitar. Sé que tengo una casa magnífica en Trujillo a la que puedo ir siempre que quiera y sentirme como uno más de los que la habitan.
Ya veis, todavía queda en el mundo gente buena y dispuesta a arreglar lo que suceda… ¿quién lo iba a imaginar?
Un beso fuerte para Lorena… o, mejor, un beso y un abrazo. Y mis disculpas, porque le prometí no hablar de ella, pero el relato de mi viaje quedaría vacío sin hablar un poquito de la que ha sido protagonista constante del mismo. Espero que me perdones por no haber cumplido mi promesa.
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