déjame que te diga la gloria
del ensueño que evoca la memoria
del viejo puente del río y la alameda.
Déjame que te cuente limeña,
ahora que aún perfuma el recuerdo,
ahora que aún se mece en un sueño
el viejo puente del río y la alameda.
Jazmines en el pelo y rosas en la cara,
airosa caminaba la flor de la canela,
derramaba lisura y a su paso dejaba
aromas de mixtura que en el pecho llevaba
del puente a la alameda.
Menudo pie la lleva por la vereda
que se estremece al ritmo de sus caderas,
recogía la risa de la brisa del río
y al viento la lanzaba del puente a la alameda.
Déjame que te cuente limeña,
ay, deja que te diga morena mi pensamiento,
a ver si a así despiertas del sueño,
del sueño que entretiene, morena,
tu sentimiento,
aspira de la lisura
que da la flor de la canela,
adornada con jazmines matizando
su hermosura, alfombra de nuevo el puente
que engalana la alameda,
que el río acompase su paso por la vereda.
Y recuerda que ....
Cantaba Sonia Luz mientras me acompañaba hasta la casita en la que nació, una casita pobre y hermosa ubicada en la falda de cerro de las fabelitas y mirando al justo término de La Alameda de la canción, enfrentito… y me tomó del brazo y caminamos Alameda arriba, entre los asombrosos mármoles de Carrara haciéndose majestuosas estatuas y banquitos distraídos… en un punto me detuve, y lo hice con un temblor… una de las estatuas de asombroso corte clásico, la estatua de un joven, tenía una bellísima cara de mujer latina… ese rostro me robó y me dejó desencajado… ¿quién sería el artista que atinó a hacer esa joya que para mí fue casi un viaje completo al arte de verdad?, ¿qué estaría sintiendo cuando armó aquella talla tan singular?... le pedí a Sonia que nos detuviésemos un ratito para mirarla, y a pesar de que me recomendó que no hiciese fotos en el lugar, pues peligraba la cámara, la saqué y dejé plasmada una de las imágenes más bellas de la ‘mixtura’ del arte, de esa magia que se torna canon cuando las civilizaciones se amalgaman… sentí un latido fuerte, como un galope… y decidí que debía completar mi asombro con un poemario completo… así lo anoté en mi libretita del Perú y ahí está escrito junto a las sensaciones rápidas que pude anotar en el viaje de vuelta mirando la foto en la pantallita LCD de mi cámara… ya están los títulos de la mayoría de los poemas que escribiré, poemas que ya están escritos adentro, enraizados antes de brotar… luego seguimos el paseo por la Alameda… Sonia tarareaba y yo la seguía en absoluto silencio.
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