*Folleto que recogí en la Plaza de Armas de Trujillo de manos de un tipo entrañable.
El conflicto entre Chile y Perú procede de un desacuerdo en la delimitación de su espacio marítimo en el Océano Pacífico, un conflicto que viene de los años ochenta con diferentes crisis que han acabado en la producida en 2005 con la determinación del Congreso de Perú de sacar adelante un proyecto de ley en el que se establecía un dominio de 200 millas marinas sobre su territorio, llegando a la situación actual en la que Perú presenta a la Corte Internacional de La Haya su postura en los siguientes términos:
• La frontera terrestre se inicia en el Punto Concordia, y no en el Hito nº 1 que propugna Chile.
• La frontera marítima es una bisectriz, no un paralelo geográfico.
• El triángulo exterior es parte del mar peruano, no aguas internacionales.
Los efectos de este desacuerdo son una guerra fría entre el primer exportador de productos pesqueros, que es Chile, y el segundo, que es Perú [el área marítima en disputa es estratégica para que uno u otro tomen la cabeza en ese mercado de exportación]. Pero por medio están los intereses bolivianos de tener una salida al mar por Arica y la resolución importantísima para la zona de crear un anillo energético sudamericano que no sería posible sin un acuerdo entre ambas partes… es a lo que se ve un problema de liderazgo, un problema en el que parece que quien más tiene que perder es el Perú [su fuerza militar actual es menor que la chilena y su desarrollo en diversos aspectos es francamente peor que el de Chile]… y todo se está complicando con sucios asuntos de espionaje, con el rearme de ambos países y con campañas [he sido testigo de una de ellas] de no adquirir productos chilenos y de no consumir en empresas de capital chileno.
Mi opinión es que no se llegará al enfrentamiento armado y todo quedará en una lucha diplomática que afectará, ya lo hace, a intereses económicos de ambos países en su contrario. Lo cierto es que el pueblo peruano está alertado y corren voces de todo tipo entre la gente.
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2. ¿Por qué un pobre de Perú me parece más pobre que un pobre de África?
Tengo la experiencia de haber conocido la vida rural y urbana de Tanzania [durante mi visita estaba considerado el segundo país más pobre del mundo] y de haber podido ver con mis ojos el estado de los pobres en las ciudades y los pueblos del Perú. Entendiendo que ambos países no son comparables, pues mientras que Tanzania figura indefectiblemente en la cola de Tercer Mundo, Perú es un país emergente… pero sí puedo dar nota de la diferencia del estado de ánimo de un pobre que vive su pobreza compartida en una sociedad que es pobre y, por tanto, no tiene a su alcance la percepción diaria y exagerada de que otros que viven mucho mejor a su lado, lo que hace que la percepción de su pobreza no sea más que un estado general compartido, que es lo que sucede en casi todos los países del África negra… en Perú es muy distinto, pues quienes padecen la pobreza extrema conviven a diario con la riqueza occidental más patente, pasando hambre y necesidades justo al lado de modernos centros comerciales, restaurantes de lujo, tiendas de productos carísimos y personas que disfrutan de una insultante y holgada vida occidental… si a esto le sumamos el estigma de casta que asola a ciertos grupos étnicos, un sistema que les asegura no salir jamás de la pobreza en la que sobreviven, creo que no cabe alguna duda de que un peruano pobre se siente mucho más pobre que un africano pobre –un dato para tener en cuenta es el de que un africano que vive en situación de pobreza extrema guarda un orgullo indescriptible por su tierra, su gente y su forma de vida, mientras que un peruano en las mismas condiciones siente vergüenza de su estado… más de una vez he escuchado estos días en Perú esa durísima frase de “no fotografíe esto, por favor, que me da vergüenza”.
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