Saturday, January 22, 2011

Un sugestivo viaje a la plasticidad del hielo.



Intentando sacar partido al acusado descenso de temperatura que hemos sufrido durante la noche, me levanté temprano y me tiré al monte con intención y con mi cámara de fotos. El primer intento fue dirigirme hacia la falda de la Sierra de Béjar, por Candelario, con el fin de ascender por la zona de La Goterita hasta donde me pidiera el cuerpo, pero la labor resultaba poco menos que imposible con tres grados bajo cero y una sensación térmica de bastantes menos grados por las insoportables rachas de viento que había en altura... hice algunos intentos de tomar imágenes, pero el viento me tiraba literalmente al suelo y la estancia allí se veía realmente peligrosa, así que recapitulé, bajé con mi coche a treinta por la carretera helada y tomé rumbo a las zonas altas del río Cuerpo de Hombre, dejando mi coche en un llano y trepando junto a los márgenes del río... el espectáculo que se presentó ante mis ojos era pura belleza, así que me comí el frío y seguí subiendo río arriba para hacer más de trescientas tomas de la helada que había dejado el paisaje absolutamente mágico, no sin riesgo de caer al agua, que estaba todo absolutamente resbaladizo.
A eso de las 12:15 h. me senté en una roca grande mirando las pequeñas cascadas heladas que dibujaba el río y me fumé aterido un par de cigarrillos con una sonrisa de oreja a oreja por sentirme un verdadero privilegiado al poder asistir en soledad a este espectáculo de formas y colores... a veces unos minutos de contemplación pueden sustituir a una vida entera.
Congelado, sin apenas sentir mis manos, me dirigí en busca del refugio de mi auto y volví hasta Béjar riendo como crío absolutamente feliz... los síntomas de una cistitis inminente empezaban a avisarme de que había traspasado los límites, pero mereció la pena, coño, claro que la mereció.
Si sigue la temperatura en este tono para mañana, pienso convencer a Guille para volver a las aguas del río juntos, aunque tenga que ponerme una bufanda con varias vueltas en la pitolina... esto no se lo puede perder mi hijo.



































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