Ayer participé en un homenaje [con manduca, que eso siempre ayuda] al poeta Miguel Hernández con el fin de sacar algunos fondos para el mantenimiento de NOTESALVES. Leí tres poemas del autor, siempre a pesar de que no me gusta leer en público nada que no sea mío [entre otras cosas, porque no sé darle un tono veraz a las palabras de otro y no soy rapsoda]. El asunto no quedó mal, aunque somos siempre los mismos para las mismas cosas [es triste], destacando, para mi gusto, la sentida lectura que hizo Antonio Gutiérrez del poeta de Orihuela. Y terminamos en charla propiciada por el mismo Antonio, una charla [como casi todas] en la que cada uno marchaba por su lado sin saber penetrar en lo importante, aunque dejando datos sobre los que pensar [que no tanto sobre los que hablar, que cada día me gusta menos compartir mis opiniones en público].
Sigue existiendo una idea extendida sobre que lo que hubo es mejor que lo que hay, sobre que cualquier tiempo pasado fue mejor, sobre el sufrimiento como causa excelente para la creación, sobre ciertos marbetes educativos que acerquen a los creadores con alguna autoridad obligatoria... también hay muchas reticencias a los decorados que los nuevos creadores unen a sus propuestas, a los ambientes enrarecidos que van unidos al arte y la literatura contemporáneos y a las propuestas creativas directas y entendibles [¿por qué siempre se valora lo oscuro, lo críptico, lo difícil?]... una lucha, cuando la realidad indica que todo es fruto de operaciones de márquetin, de juegos de mercado, de enredos para obtener dinero y multiplicarlo.
Tal y como están las cosas, una propuesta creativa es ‘buena’ porque tiene apoyo mediático, porque cumple los percentiles de la mercadotecnia y porque le interesa a quien negocia con ella... nunca por lo que aporta al crecimiento del hombre, al saber o a la sensibilidad común.
Para no ir más lejos, Miguel Hernández, un poeta que en su tiempo no fue parangón de casi nada [hablo en términos literarios, no en sociales] y hasta fue denostado por los popes de entonces [léase al respecto lo que de él decía Lorca desde su subjetivismo y su mala uva, que la tenía, y mucha] no resistiría muy bien los parámetros poéticos de obra digna [sobre todo en sus primeros libros] si no hubiera sido porque su compromiso político en la guerra entre hermanos le llevó a ser musicado por tipos de voz temblorosa que se erigieron en adalides contra el régimen del dictador fascista Francisco Franco, tipos en los que el mercado encontró un filón importante para ganar pasta fácil haciendo de aquel hombre normal que escribía un verdadero icono ideológico [y enriqueciendo a manos llenas a todo ese ‘cantautorato’ , que pasó también a ser parte del pastel]... me gustaría saber lo que se ha ganado con la movida del centenario del nacimiento del bueno de Miguel [poned en Google “centenario de Miguel Hernández” y veréis cómo cantan los logos institucionales en cada una de sus páginas... Generalitat Valenciana, Fondo Social Europeo, ETCOTE, SERVEF, Ministerio de Cultura, Junta de Castilla la Mancha, Junta de Andalucía, Junta de Castilla y León, Universidades de medio mundo y España entera... todos poniendo pasta y recogiendo beneficios]... y el tipo fue solo un hombre normal con ideología y compromiso, que escribía y tuvo la terrible suerte de dejar sus huesos a la tierra en una lucha personal por los valores en los que creyó... nada más que eso, que ya es mucho, ¿no?
Y como el caso de Miguel Hernández, casi todos los demás... y fue su suerte, porque en el camino quedaron creadores que, con más valor literario o artístico, con mejor técnica y con propuestas más brillantes, con obras realmente sólidas e importantes para la evolución intelectual y humanista del hombre, quedaron perdidos y olvidados porque nadie supo encontrarles el ‘valor crematístico’. Una purita tristeza, coño.
Luego está lo del ‘sufrir’ para ‘crear’... premitidme que exprese que eso sí que me parece una solemne tontería, que uno crea cuando está bien y cuando está mal, en condiciones favorables y en condiciones adversas... y de esas distintas situaciones de vida crecen creaciones distintas y capaces de sensibilizar en distintos aspectos y de diversas formas a diletantes y no diletantes, y no tienen por qué ser mejores o peores en función de la situación de vida del creador [ya se sabe que todo es relativo]... lo malo de fomentar esta idea es que se configura una predisposición perniciosa hacia quienes crean en situaciones de estabilidad y lo hacen con excelencia, que son muchos y muy buenos.
El resumen es que no lo pasé mal en el evento Notesalves, pues estaba entre gente afín y con ganas de empaparse de improntas [nuevas o viejas] y de disfrutar de cosas distintas al compreteo y el falso ‘feliz año’ de estos días.
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