Thursday, January 31, 2008

¿Para qué empeñarse en ser diferentes?


¿Para qué empeñarse en ser diferentes? Si lo único que se necesita es ser uno mismo [y no para satisfacción de los demás]. Ahí queda apuntado uno de los mayores errores del hombre: querer ser diferente. De ahí se llega al letargo del más absurdo de los fracasos, a los adocenados casaditos del ‘me vas a traer el pan y de paso un jodido kilo de peras… y no te tomes nada en el bar, que te conozco’. Hay que aprender a ser uno mismo, a buscarse y aceptarse en lo propio, a crecer en ello.
En este asunto me llama mucho la atención esa historia femenina de arreglarse en cuerpo a base de operaciones y gimnasio, siempre buscando el engaño a los ojos que la miran, con mullidas trampas de algodón en el culo, con silicona en las tetas y en los labios, liftineadas [liftuneadas] hasta la justa impersonalidad. ¿Qué buscan? Sexo no, porque el sexo se consigue sin pensarlo y casi sin quererlo. ¿Qué buscan con sus coños afeitados a dolor vivo?… yo siempre he creído que persiguen inmortalidad, pero una inmortalidad barata y absurda, una inmortalidad que las deje momificadas como parangones del deseo.
En fin, que no entiendo ese engañarse a uno mismo, ese no saber mirar con naturalidad nuestro cuerpo en el espejo y verlo hermosamente envejecido, lleno de pequeños y grandes errores de diseño, pero también de lujosas virtudes naturales.

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