Sunday, January 27, 2008

La esencia.



Lo verdaderamente importante es que la esencia siga en su sitio… y mira que nunca odié a Antonio Garrido a pesar de que me dijo varias veces que Leonard Cohen era un plasta aburrido y que no se podía comparar con Carlos Santana… a Antonio lo quiero y lo admiro aunque diga en voz alta tonterías de ese calado. Y es grave que un tipo que siente pasión por Bob Dylan diga eso de Leonard… pero yo creo que entiendo a Antonio, que entiendo que le otorga a Bob la esencia de lo que es Leonard… en fin, que me da igual, aunque nunca olvido esa pequeña afrenta que supone su sonrisa irónica cuando estoy escuchando a Leonard.
Lo que le sucede a Antonio es que teme a la intertextualidad [de ella hablaba muy bien Antonio G. Turrión en la entrada de su diario del 19 de enero titulada ‘Soy intertextual’ –http://antoniogt.blogspot.com/2008/01/soy-intertextual.html-–]. Yo lo he notado con frecuencia, y me agrada conocer esa debilidad de artista… y me gustaría decirle que no la tema, que somos intertextuales de natura y que es de ahí de donde surge la originalidad. ¡No temas, chaval!, y sigue jugando a deformar superando.
En mi esencia conviven demasiados aspectos y me resulta complicado definirlos: soy de izquierdas a pesar de los pesares [cada día siento que nado más en un pensamiento anárquico que en el socialismo en el que me ubiqué hace años], tramito cierto sentimiento solidario que me obliga a despotricar contra las fronteras del hombre y contra las desigualdades, soy profundamente intuitivo y me fío muchísimo de la primera impresión, no busco lazos [ya he llegado a odiarlos todos] y sí reacciones puntuales que me proporcionen material de trabajo, soy tremendamente carnal [cada día me gusta más el valor de la piel buscando lo lúbrico], estoy abierto a cualquier pensamiento para procesarlo dentro del mío, pero sin pertenecer a él [no quiero pertenecer a nada ni a nadie]…
Nadie podrá decir jamás que perdí el norte en una de estas premisas que conforman mi esencia; pueden estar o no de acuerdo conmigo, pero nunca decir que traicioné a mi esencia, porque nunca lo hice ni lo haré.
Ah, y tomo sin miedo los pensamientos ajenos si me sirven como camino de conocimiento –nunca me he sonrojado por ello.
La sensación, si tomo una mirada cenital a mi vida, es que aún estoy formándome, que me ando construyendo todavía, a mis cincuenta años, que sigo recabando datos para reconocerme. Quizás cuando tenga 75 [si es que logro llegar a eso, que lo veo muy difícil] logre modelar mi primera obra limpia, mía, absolutamente mía. En todo caso, tampoco he dejado mucha mierda en el camino hasta ahora, o no más que la mayoría de la gente [tampoco algo brillante, pero no me importa demasiado].

No comments:

Post a Comment