Friday, May 29, 2009

Abrasamientos

• ABRASAMIENTO I

A veces tengo jodidos síntomas de abrasamiento [Marina Tsvietáieva llamaba así a lo que sentía cuando le explicaba algo a alguien y le quedaba la jodida sensación de que no la había entendido]... explico una voluntad de hacer y un proceso, y la mente que se expone frente a mí ve otra voluntad de hacer y otro proceso diametralmente distintos... respondo a un asunto de orden general, y quien me inquirió resuelve que mi respuesta parte y llega de/a lo individual... digo “voy”, y se entiende “me voy”...
¿Es que al personal no le han enseñado a escuchar, a procesar lo escuchado, racionalizándolo, y a sacar consecuencias lógicas sobre las que elaborar respuestas? Creo que por ahí debiera gestarse el camino de la formación de nuestros chicos en los centros escolares, y no en tanta estúpida acumulación de contenidos... enseñarles a prestar atención, mostrarles el gozo que supone esa atención y cómo puede procesarse el conocimiento autónomo a partir de ella.
Por lo menos se conseguiría que a mí me bajase el porcentaje de abrasamientos y, así, mi vida fuese un poquito más reposada –ya puestos en lo individual... pues eso. 
Viene todo esto a que llevo una puñetera semana de mierda en la que cada una de mis palabras, pronunciadas en ámbitos diversos, se entienden como si fueran otras, se sacan de contexto, se entienden al revés y hasta se cambian de su sentido inicial hasta el sentido contrario.... y en la mayoría de los casos me da absolutamente igual, pero en algunos concretos me jode hasta el puto tener que repetir un trabajo que ya había hecho y que me costó mi tiempo preciosísimo.
Sinceramente, estoy de abrasamientos hasta la punta del capullo, pues de ellos nace esa otra historia que tampoco me gusta, que no es otra que el abrir puñeteros turnos de explicaciones propias y ajenas.
En fin, como contra el abrasamiento lo mejor es la definición, pues me definiré: soy un chavalín con cuerpo de ancianito que tiene un pensamiento de izquierdas que es mezcla de ideologías diversas, escribo porque me lo piden la cabeza y el estómago, busco una teoría válida que justifique un individualismo humanista que me sirva para vivir más tranquilo conmigo mismo, no me apetece nada relacionarme con el otro cara a cara [tengo el defecto de no manejar bien el bote pronto y no me gusta perder las batallas dialécticas], necesito hacer algo por los demás y lo intento [pero no me gustan nada las intromisiones que hagan girar algún grado en la ruta que me he marcado], soy empresario pequeño y me mata esa idea mía de defender los derechos de los trabajadores por encima de todas las cosas, me encantaría ser el eterno enamorado [pero siempre con distancia física... un enamorado virtual, vamos], busco la belleza constantemente y me gusta dejar rastro de ella en la escritura, sé quién no me cae bien desde el mismo instante en que le echo una mirada encima, me encanta dibujar [pero no sé hacerlo como me gustaría], me gusta empezar asuntos y que no tengan final jamás. Soy un tonto del culo que aún no aprendió a decir “no”... y me abraso.

SIEMPRE EN EL LADO SALVAJE DE LA VIDA... jajajajajajaja....


ABRASAMIENTO II

La tarde entró en erección y yo me quedé inmóvil como cuando se quiere cazar una mosca o se busca atrapar por las alas a una mariposa. Era una tarde para hacerse un etcétera tranquilo y dejarse como caído en el camastro de casa... también una tarde para merendar algo o esperar a los pulpos de alguna mujer con la lección sabida.
No era una tarde de perros, aunque alguno habría por ahí buscando entre la basura con esa usura inexistente de los que viven al día.
Recuerdo que en el fondo de mí, justo donde me nace siempre esa mugre de sátiro, tenía ganas de pechos y de muslos [siempre tengo, las cosas como son] y me puse como paquidermo a ratos, mientras pensaba en el caviar de un pubis neto. Me lavé la cabeza con agua fría y exceso de champú y, en aquel constreñirse por el frío de las arterias capitales, sentí cómo unas manos posaban su adulterio por detrás hasta llegarme al vientre –siempre me lavo la cabeza desnudo–. Me dejé con cierta esperanza de diamante, como con ebriedad... y las manos hacían sobre mí piel una nueva alameda por la que paseaban calma, avidez, desazón, siesta, sangre... permanecí en mi pose de hombre doblado, con la cabeza totalmente mojada y el champú arañándome los ojos... y entonces esas manos comenzaron a ser mar, o mejor, marea [que el mar era mi cuerpo] y sentí todos los rudimentos de un Eolo inventado... y me ahogaba de gusto.
Cuando ya no sentí aquel tacto lúbrico, busqué a tientas la toalla... la encontré y me sequé con energía. Los ojos también. Miré detrás de mí y no había nadie, incluso la puertita del baño permanecía con el cierre íntimo trabado. Me miré al espejo. Mis ojos estaban enrojecidos como amapolas nuevas. 
¿Lo habría imaginado?

MMMM... SIEMPRE EN EL LADO SALVAJE DE LA VIDA... jajajajajajaja....




SIEMPRE EN EL JODIDO LADO SALVAJE DE LA VIDA... jajajajajajaja....


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