Desubicado.

Es curioso cómo se enredan las cosas. En el toma y daca de ayer con Antonio G. Turrión se cruzó un tal ‘er schú’ con un comentario desubicado lamido en la fabulación cristianoandante, casi cervantino el tipo, con una defensa a la contra de la astorgana sor Elisa [casicalcutana] .... para contarnos que sus hijos comen de una universidad católica [que les aproveche] y que la santamadreiglesia es el copón bendito de la consideración con los pobres y desfavorecidos. Al cardenal sonrosado que vocea las cosas de la Conferencia Episcopal le metía yo en su cama para ver si se ponían en justa comunión. Estoy ya harto de esas historietas para niños con mensaje liminal que parecen sacadas de los textos bíblicos traducidos para tontos.
Los representantes actuales de la Iglesia Católica son una vergüenza de lesa humanidad, señor ‘er schú’, que buscan confrontación mientras se gastan los hermosos dineros que les sigue dando el socialismo acobardado. Yo quiero que se acabe el chusquero concordato y que tipos como usted y sus hijos se matriculen para que esos culos blancos y rellenos puedan seguir engordando mientras escupen mierda por sus santas fauces.
Y luego me fui a comer con toda la familia para sentirme una vez más desubicado… desubicado en el lugar, desubicado en el único plato, desubicado en la luz mortecina de ese salón comedor, desubicado en las conversaciones, desubicado en la forma de estar y de ser, en la forma de vivir.
Mejor solo, de verdad… y que el calderillo se lo coman los pastores.

NOTAS DE UNA ENTREVISTA DE ‘HOY’ AL TEÓRICO DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN JUAN JOSÉ TAMAYO

-¿Las iglesias instituidas no sirven para que el mundo globalizado sea más justo?

-Yo creo que no están cumpliendo su misión histórica de solidaridad y justicia. En general, las cúpulas están aliadas con las instituciones que legitiman el orden establecido. Son muy endogámicas y buscan defender sus parcelas de poder. Todas las religiones tienen ideales de justicia y solidaridad, pero en la práctica siguen legitimando el sistema en toda su dureza.

-Usted ha criticado que la Iglesia Católica es ahora más conservadora que hace unas décadas.

-Cuarenta años después del Concilio Vaticano II estamos en un proceso de retroceso, de conservadurismo e incluso de integrismo. Después de unos primeros años de luz, de diálogo, los grandes ideales del Concilio siguen en el perchero del olvido. Y no sólo no se han puesto en práctica, sino que se ha hecho una interpretación preconciliar del propio Vaticano II. Se ha condenado la modernidad y la Teología de la Liberación y se ha perseguido a líderes religiosos comprometidos con las justicia. Estamos en una iglesia de involución, neoconservadora e incluso se ha dado una vuelta más a la tuerca y estamos camino del integrismo.

-Los gobiernos, incluidos los socialistas, siempre han tenido el temor de molestar a la Iglesia, a pesar de que el Estado es laico.

-Todos los gobiernos han sido excesivamente cuidadosos con el respeto a los privilegios de la Iglesia Católica. No han sido coherentes con su propia ideología laica ni consecuentes con el ideal de construir un estado laico. Han tenido miedo a los obispos. Los gobiernos de Felipe González, y éste también, se han echado para atrás. En su primera etapa este gobierno gestionó muy bien algunas leyes que chocaban con la moral católica, como la reforma del divorcio y la del matrimonio homosexual. Pero en este último año ha retrocedido en terrenos como la ley de educación. La financiación de la Iglesia se ha incrementado del 0,5 al 0'70 del IRPF. Los pasos que se están dando van en dirección contraria al estado laico. Esto sucede porque los gobiernos sobrevaloran la capacidad de influencia que tiene la jerarquía católica en la sociedad. La tienen más en cuenta los políticos que los propios católicos. Los creyentes no son en su mayoría practicantes y no siguen las orientaciones de la jerarquía, ni en materia política ni sexual y no por eso se sienten malos cristianos. Sin embargo, los políticos siempre están mirando con el rabillo del ojo cómo actúan los obispos. Y llegan a pactos que limitan la autonomía del propio poder político. Esto me preocupa. La jerarquía no se siente a gusto en esta democracia. No digo que no acepte los tres poderes, pero ella quiere convertirse en un cuarto poder que juzga a los otros tres, como intérprete de la moral.
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Si nos preguntamos por qué lo que sucede en España con la cúpula del catolicismo integrista no sucede en otros países de Europa, veremos enseguida que el problema radica en que somos puente idiomático e imagen a seguir en los territorios en los que los curitas tienen ahora más clientes: Latinoamérica. Que España se desmande en la diálisis de religión y sociedad, generaría un grave problema en las comunidades católicas latinoamericanas, con la consecuencia posible de que esa tendencia de creyentes ciegos en alza empezase a caer por asimilación [y por justa lógica… ya que los pueblos formados tienden a conformar sociedades laicas, lo que traería consigo una enorme pérdida de poder real del catolicismo en esas sociedades].
En todo caso, sería bueno recordar que ETA nació en los seminarios y que en los diversos intentos de diálogo con la banda terrorista siempre hubo curitas por medio [hasta en los últimos contactos]… también anotar la alta tasa de homosexualidad oculta en los estratos de la Iglesia Católica [homosexualidad escondida y también flagrante] junto a los escándalos frecuentísimos de abusos y pedofilia [hay noticias de ello para hartarse]… y, cómo no, asombrarse ante el poder económico de esa banda de ayudadores de los pobres, con acciones millonarias en las más importantes empresas, con los mayores tesoros del arte en su poder, con los mejores terrenos y edificios en cada uno de los pueblos y ciudades de los países en los que medran.
O Dios no existe o mira para otro lado o tiene un alzheimer de no te menees.