Saturday, February 2, 2008

Un sábado para Guadalupe.



Estoy dedicando mi sábado [y algunos ratillos más] a trabajar para Guadalupe un par de collages y me lo estoy pasando rechulo.
Ahí te quedan, amiga G. [como el punto], unas muestras de la evolución de mi trabajo para que opines y me digas si voy por el buen camino o me voy a tener que comer mis horas [no están rematados todavía, ¿vale?


Collage 1: "Poema y yo con 49 moscas y una coccinella".



Collage 2: "Poema y yo con un portero bajo el bombardeo aliado".

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Reviso ahora, con un poquito de retraso, la entrada del día 28 de enero en el diario de Antonio G. Turrión y me cabreo al leer que ‘la miseria se muestra en… la soledad… el individualismo.”. Creo que Antonio se equivoca de medio a medio en la inclusión de estos conceptos dentro del apartado de las actitudes miserables. Yo, por lo menos, discrepo de ello con vehemencia, y lo hago en base a que busco ambos aspectos en mi vida como solución ideal y benéfica, como estado final y principio creativo, como paso lógico hacia lo social.
No me parece miserable el que busca soledad para crecer en ella ni quien alimenta su individualidad para singularizarse desde la reflexión en un mundo anodino y absolutamente prosaico [un mundo hecho así por lo social, por la mierda común en la que un grupo eleva a sus líderes para adorarlos como al becerro de oro mientras se adiestran en alienar y ser alienados]. La política, mal que nos pese, es un oficio de meritorios en el que los más mediocres y rastreros pueden hacerse ricos amparados en el fomento y desarrollo de ‘proyectos colectivos’ [Pizarro también es un proyecto colectivo en sí mismo… y de sí mismo]… y no hablemos de la Iglesia Católica [poblada de ‘proyectos colectivos’ desde su primera hostia hasta su último bonete].
A veces, casi siempre, hay más miseria en el grupo que en cada uno de los elementos que lo componen, individualidades que en soledad cobran valor y en sociedad son pura perfidia.
No estoy de acuerdo hoy contigo, amigo Antonio, en esas dos afirmaciones que haces… y bien que me sorprenden cuando te sé partícipe de la búsqueda de soledad y te presiento en un largo proceso de singularización.
Desde tu definición, yo me entiendo miserable [que lo seré… no lo pongo en duda], pero desde tu definición también siento absolutamente miserable a la humanidad entera con todas sus estructuras.
Sí, se avanza desde lo social, desde los proyectos comunes, claro… pero también se avanza [y mucho… lo mismo mucho más] desde las brillantes opciones individuales nacidas de la soledad más absoluta.

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