Monday, February 25, 2008
¿Te duele la espalda, no, viejo F?
¿Te duele la espalda, no, viejo F? Así es jodido pensar en la eternidad o en otras zarandajas parecidas. Cuando te duele la espalda solo piensas en la jodida espalda, ¿verdad? Eres como todos, un animal más sumado a toda esa fauna preocupada solo por el ahora, movido por la química y sus sinsabores. Cuando estás así te encantaría prohibirlo todo, ¿eh?, hasta el canto de los pájaros.
No te preocupes, hombre, que solo será unos días… a no ser que la cosa se enquiste en un para siempre, y entoces terminarás acostumbrándote igual que los esclavos o los perros a sus cadenas… es mejor dejar que suceda lo que tenga que suceder, viejo estúpido, pero no se te ocurra pedir compasión, porque eso te destruiría. Ponle dignidad a ese dolor, ponle normalidad, que son las mejores medicinas que existen… y no aparezcas ante los demás como un viejo cagado de miedo.
Tampoco te vayas a poner a trabajar en prosa, viejo, que para eso no vales, nunca serviste para la prosa, y menos para impulsar criterios literarios sobre los demás, que de eso nunca supiste nada… eso solo sirve para intentar tomar poder, no es literatura. Escribe tu dolor de espalda, la tos que te atraganta de flemas, la fiebre y su temblor… y hazlo desde bien adentro, viejo cabrón, como tú sabes hacerlo cuando te quitas todas esas máscaras que llevas puestas, y procura tener una erección potente entre la fiebre, que eso te hará sentirte vivo de verdad.
Que te mejores, viejo, que te mejores… que también es decente desearte salud, aunque no la merezcas demasiado.
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Fue Vitruvio el que elaboró un concepto científico de las proporciones humanas al comparar los sistemas griego, romano y francés… pero fue Leonardo da Vinci quien se llevó el gato al agua con su delicioso y conocidísimo dibujo sobre las proporciones, que se dio en llamar el Hombre de Vitruvio [no olvidar los referentes es una bonita condición de los seres excelentes]. Ambos fueron genios, pero ambos también bebieron sin rubor de las fuentes clásicas para avanzar en su camino… pero no solo bebieron de las fuentes clásicas, sino que también lo hicieron de los vacíos que dejaba la simetría natural como código de belleza. Así, bebiendo los vacíos, llegaron a poblarlos de un algo artificial que estaba en sus cabezas: Eso es lo que debe hacerse también hoy cuando se acomete una aventura creativa, ser da Vinci y Vitruvio en el aprovecharse de los clásicos y ser también ellos en buscar esos espacios vacíos en los que exista la posibilidad de completar, llenar… Y, sí, la belleza sigue siendo simétrica y cada día alumbra más complejidad en su proceso de búsqueda… incluso la asimetría propone y convoca la reflexión que nos lleve hacia lo simétrico.
Así, el poema por hacer debe hacernos valorar su potencia en lo que es, pero también la consideración de lo que podrá ser en lo que ahora es nada y pronto será tierra firme y amontonada.
Y todo transcurrirá como el horizonte: constantemente al fondo, siempre a distancia, pero también siempre a la vista…
¿Y detrás del horizonte?
Detrás, el mundo simétrico, la espalda del poema… una espalada a la que se llega siempre caminando al frente y con esa sensación de ‘vida’ que consiste en percibir que nunca se llegará.
Hoy estoy difícil. Tengo la cabeza complicada y la expresión llena de dificultad, pero lo disfruto, aunque no atine a explicarme y termine dejando ideas inconexas y proposiciones vacías.
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Estar loco, viejo F, consiste fundamentalmente en no responder a las normas de la gente común, en ser un tipo delirante, en angustiarse también y en guardar silencio. Y yo sé que no te conviene estar loco, aunque a ti siempre te gustó parecerlo, pero cuando juegas a eso terminas en la ‘locuacidad’, porque confundes los términos [o quizás porque eres mucho más tímido de lo que yo pensaba].
La verdadera locura que habita en ti es ésa que no te permite romper tus poemas nefastos, porque te tienes hambre y te has convertido en un desesperado onanista de tus palabras… también por oposición, porque la cordura sería haberlos roto todos con rabia.
Y no tengas prisa por morir, no seas ridículo, no quieras terminar lo antes posible… porque nada terminará si tú desapareces. Todo seguirá en su sitio y tardarás un par de horas en ser puro olvido… ¿Qué ganarás con eso? ¿Salvación?… ¿estás seguro?
Déjate seducir por lo que sea, viejo, busca miradas, culos nuevos en los que imaginarte, manos, cabellos, lluvia… que la seducción sentida es válvula de escape… pero también déjate llevar por el miedo irremediable, por la ira, por la vergüenza… y sentirás pasión… y eso es también salvarse, pero sin desaparecer.
Que todo sea confusión, a veces, viejo F, es estar poniendo el pie en el camino correcto.
* Acuse de recibo: "Luz entre las sombras", de Cruz Sánchez Martín, en edición de la bejarana Pepa Agustín. Gracias.
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