Friday, January 2, 2009

Los goznes de la espalda.


2 de enero de 2009
Como escribía el bueno de Carlos Barral en su poema “Evaporación del alcohol”, empiezan a ‘notarse los goznes de la espalda’, chirrían las rodillas igual que lo hace el coche [hoy lo dejé depositado en el taller de Vicente para ver qué le pasa], la cabeza no aguanta ya el trasnoche, las manos se aturullan con un no sé qué eléctrico que las deja entumidas por segundos, el cuello cruje [y no es vejez, que es solo fruto de un jodido frenazo hace unos meses] y hasta mi pie derecho ha perdido una uña fruto del golpe seco de una máquina.
¿La cabeza?... a su jodida bola, intentando flotar o huir o encontrar un olvido decente sobre el que hacer dos pausas.
El año empezó así, como si nada, con avería en el coche, como he dicho, y un hervor a tartana en el chasis del cuerpo, y un montón de clientes pidiendo calendarios, y ese tipo del banco que me llamó hace un rato para decirme no sé qué de que no hay saldo [ayer tampoco había, pero no me llamó porque era festivo].
En casa, todo chuli, pues nos llegó la niña para pasar dos días [no le vimos el pelo, pero la casa mordía su presencia en cada esquina] y tramitamos juntos –todos– las cenas y comidas, los juegos de la Wii, las pelis de la tele, el turrón y las risas, los brindis con champán...
Al mundo también le suenan mucho los goznes de la espalda, con los judíos matando en la tierra usurpada y metiendo tensión con su chispa de guerras y conflictos mundiales, con la falsa esperanza negra que es Obama [para el que no lo sepa, será más de lo mismo, pero con mejor cara, que en esa Roma yankee solo manda el dinero y los que lo poseen... quizás cambien las formas, que no es poco], con la gente olvidada haciendo el día entero alrededor de un pozo o huyendo por caminos de barro hacia el siempre peor... ¿a qué darle más vueltas, si no puedo hacer nada?
Para salvarme un poco, me reúno en mi estudio conmigo y hago un rol de proyectos de supervivencia:

• Escribir cada día dos horas como poco.
• Mantener la ilusión intacta de los proyectos SBQ solidario y trabajar en ellos con la sonrisa puesta y sin saber de obstáculos.
• Dibujar si decaigo.
• Mirarme lo del cuello antes de 2010.
• Intentar otro año de empresario mediocre.
• Editar cuatro libros ajenos que me gusten [ya tengo a J. M. Cumbreño y a J. A. Sainz en cola de impresión].
• Viajar por fin a México si la AECI lo quiere y me da facilidades.
• Leer poesía a diario.

En fin... pasar entretenido el tiempo que me venga y tener siempre un as en cada manga para salvar las crisis pequeñas que me lleguen.

•••

LA FUGA DE ANTOINE DOINEL

Fue la lluvia
y mirar desde el furgón
los rostros vegetales del gentío,
el medir las mañanas en el suelo
según la luz corría de baldosa en baldosa,
el eco de tu voz en las paredes
–sin respuesta jamás–
y esa curiosidad que es como el hambre
por ver el horizonte de los héroes.

Te preguntaste si en el mar habría
una salida neta del silencio
que rezuma el ser uno entre los hombres.
Te quisiste matar por un segundo,
y comprendiste al fin
que hay un abrazo tuyo
pendiente de entregar
y otro que espera
a sopesar tu escuálido volumen.

Pues claro que la vida te interesa,
¿a qué si no esta huida de lo inhóspito?

Colette en bañador
merienda al fondo.

•••


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