Tuesday, January 20, 2009
Prefiero sugerir que verificar.
20 de enero de 2009
Mientras que el filósofo ataca una dificultad en un término para buscarle la utilidad desde el pensamiento desarrollado, el poeta mesa esa dificultad para ofrecerla como significado en el campo de amapolas de un poema. El filósofo intenta cerrar verificando y definiendo, y el poeta intenta abrir sugiriendo. Ambos juegan con una materia ilimitada, escurridiza y peligrosa: la palabra.
Ante la inmensidad de la materia con la que se trabaja, el filósofo demostrará su excelencia cuando sea capaz de determinar todo lo que debe dejar de lado para centrarse en su objetivo [el campo de las palabras y los pensamientos está lleno de tentaciones físicas y metafísicas que acaban despistando con facilidad]... el poeta, sin embargo, será excelente en la medida en que sepa abarcar el máximo para compilarlo en la magia del verso.
Por eso prefiero la poesía a la filosofía, la explosión a la marca concreta, el juego del indicio al ajustado ardor de la definición exacta.
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Lo más bonito que me han dicho nunca fue que “Ezra ya no es el único poeta de ojos verdes”, lo recuerdo ahora mientras pienso en la nueva mentira lanzada al mundo bajo el nombre de Obama [ya tuvimos ocho años de C. Rice para hacernos una idea], aunque guardo algo de esperanza de se produzca un pequeño giro en las cosas del mundo [que el tipo permitiera a Israel masacrar a Palestina hasta el día de su nombramiento como presidente, dice cosas no demasiado buenas]... y, encima, la discusión a la puerta del cole, mientras esperaba a Guillermo, con un tipo normal y gris con el que siempre hablo a esa hora. Me dijo al ver mi palestina al cuello que yo apoyaba a terroristas, que Israel solo se defiende del integrismo islámico... yo le invité a ver las fotos de los niños masacrados a sangre y fuego... le invité a preguntarse si le parecían terroristas o si más bien le parecían niños como su hijo o mi Guillermito... pero siguió en sus trece y yo no ando como para pararme a convencer a nadie de que no defiendo una opción política o religiosa, sino que grito contra la sinrazón de un grupo humano que masacra a otro, contra el abuso de los débiles, contra la frialdad de los hombres número, contra el ruido de las armas para todo.
Estoy con el pueblo llano de Palestina, no con su política ni con sus gobernantes, con el pueblo llano masacrado de Palestina por la maquina de matar israelí... pero también estoy con los israelíes decentes, con los que piensan en clave de humanidad y no desde una idea de dios que ciega o desde el sonido de los golosos dólares.
Me jode que al personal le resulte más creíble lo que pueda escuchar de la boca sucia de Jiménez Losantos que de echarle un vistazo a una imagen recién hecha en Gaza por un reportero que se está jugando la vida.
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Esta metamorfosis de ‘hombre’ en ‘ni se sabe’ me tiene como ateo de mí, desmadejado, mientras las Parcas hilan mi vida entre sus manos. No sé si vacilaré antes de entrar, cuando me llegué el día.. o si me pondré a dibujar círculos con los pies en el suelo... estaré envuelto, en todo caso, en mi traje mejor [pido mi pajarita en el gaznate para esa hora] y como convaleciente... en fin, que no sé, otra vez, desde dónde ni hasta dónde, que sentado en el banco de siempre me empeño en dejar en paz a los vivos y en olvidarme de todos los muertos, porque ya no sé darle sentido a nada.
Esta mañana cobré un cheque de la SGAE por valor de 9,40 euros y el banco me descontó 2,80 de gastos y comisiones. Monté mi numerito allí mismo, que no era para menos, y los llamé cabrones a voces mirando a la cámara de seguridad, y me largué tranquilo mientras la cajerita se reía a carcajadas... a veces quiero montar alborotos, divertirme como si hubiera resurgido de lo que queda de mí y llamar vieja puta a la vieja y mamón al gordo de la barra y sicario al que sube la cuesta con el abrigo azul y la cartera de piel marrón entre sus manos... pero solo me persiguen las nubes mientras camino y hay como un hálito de locura que me lleva y me trae... pero me gustaría tener algo de fuerza para decirle a la mujer madura que se presiente virgen que se abra ya de piernas, cada noche, cada madrugada, cada tarde... será lo que le quedé o lo que acabe de destruirla.
Estoy hecho una mierda a ratos, porque me da la sensación de que no puedo con todo lo que se me viene encima... y otros ratos me toca todo los cojones y me río entre las luces de mi mundo artificial y compro las galletitas con chocolate que están al lado de las de soja en el súper y me las como como un cíclope [como como... curioso], y me siento a pensar en cómo fugarme diez jodidos minutos de esta verdad de orilla.
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Y salí a la noche a buscarme en la estética del frío.
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