Sunday, March 15, 2009

Las zapatillas bajo el mar de tu cama [un dibujo de hoy]


15 de marzo de 2009
[Variación sobre un tema de Farruco Sesto]

¿Te imaginas?... bajo el mar de la cama tus zapatillas, y yo solo veo eso... eso, y moverse el colchón con el lento oleaje de tu cuerpo imaginado. ¿Tendrás en la mano el as?, ¿sabrán tus pechos el abrazo y sentirán el pulso de lo que yo contengo?, ¿tendrá el acantilado de tu pubis ese olor a sirenas y a pescado reciente?... ¿te imaginas?...
El prodigio de tu cuerpo cerrado y sus veredas, esa calma de mujer dormida con las esquinas cálidas como en una agonía de nubes que navegan, sin destino posible, a deshacerse. Te veo como el lienzo que tengo que pintar con la urgencia de la cuchilla, como el lienzo impoluto que espera la mancha del pincel o el asilo del dedo que lo rasga. Dulces calles tus calles, dulces veredas tus pliegues, dulces trochas que llevan al goteo de la tinta y las manos, dulce galaxia de lunares como barro salpicado... barro con el que hacerte de nuevo.
El prodigio de tu cuerpo cerrado me sugiere la palabra ‘leche’, y se llena mi boca con la lengua abatida con ganas de lloverte... tu pelo posa incierto sobre el diábolo y se ensortija en sus dos semiesferas espirales, se precipita en su talud y me deja los ojos vencidos.
Pintarte así, sin verte, sin saber dónde la cueva y cómo, sin tener la exacta referencia del árbol caído entre tus muslos, solo oyendo el relincho y la algarada, solo sintiendo furia y poniendo mis ojos en esas zapatillas bajo el mar de la cama... pero pintarte sintiendo el brote, arrastrándome como el heno tumbado por un viento impreciso, intentando trepar como un tritón por tu idea empañada que resbala.
Te imagino en el círculo, con tu costado haciendo el ofertorio, regazadas las piernas, siendo el justo relámpago de la tormenta que habrá de llegar cuando despiertes... en el círculo, sí, lista para ser excavada, como un umbral o un abrigo colgado en el perchero viejo de la entrada... en el círculo, donde la semilla juega a la fortuna y no existen idiomas con los que equivocarse... allí, donde la herida que late y se esconden los hijos ahogados, donde la sal, donde la rayita se torna hendidura o pozo, donde se derrite la mitra, donde el laberinto, donde todo resbala...
Dormida, bebes la luz. Yo te pinto sobre tus zapatillas bajo el mar de la cama.

No comments:

Post a Comment