Sunday, September 27, 2009
Gilles Deleuze
Me sorprendo otra vez –ya me he pillado en diversas ocasiones en el mismo estado y posición… y con el mismo texto– leyendo, sin haberlo decidido antes, por purita casualidad, la magnífica conferencia que Gilles Deleuze impartió en la fundación FEMIS a la gente del cine en 1987. Disfruto como un bebé con sus secuencias lógicas, con sus baterías de preguntas que nacen de otras preguntas y vuelven a otras preguntas. La conferencia, que recomiendo a quien le apetezca disfrutar de una lectura chuli, lleva por título “¿Qué es el acto de creación?”, un tema que me apasiona y en el que me pierdo con harta frecuencia.
Leo y tomo notas en mi cuaderno, sonrío y tomo notas en mi cuaderno, caigo en la cuenta y tomo notas en mi cuaderno…
A esta altura del mundo del hombre, uno de los sucesos más difíciles de lograr consiste en que un hombre tenga una idea [porque las estructuras están diseñadas para que el vulgo no tenga ideas –eso queda para una élite a la que no se le da todo mascado y digerido– y porque el saco de las ideas está tan explotado que, siempre que crees tener una, ya fue una idea que tuvieron otros anteriormente, por lo que no resulta ser tu idea]…
Ante la situación general de adormecimiento que nos procuran los adocenados espacios de ocio masticado [televisión, prensa… falso bienestar], las ideas son hermosos “espacios potenciales” que podemos modelar en función de la “expresión” en la queramos hacerlas valer [literatura, pintura, escultura, poesía, cine…], y para que surjan y nos hagan crecer en ellas, precisamos que exista la “necesidad” de la idea y, no sé si posteriormente, la voluntad de “expresarla” en el campo que nos apetezca… luego la creación es un acto solitario que llega con la idea y se desarrolla con la expresión escogida [en Filosofía, se crearían conceptos; en Ciencia, se crearían funciones; en Pintura, se crearían cuadros…], y esa expresión es exactamente lo único susceptible de ser compartido con otros.
El creador, para serlo, debe, indefectiblemente, situarse en los límites del espacio/tiempo, y nunca llegará a la creación por placer, sino que lo hará por pura “necesidad” [uno no se levanta por la mañana y dice… ‘hoy me siento feliz, voy a crear’… no existe la predisposición creativa, existe la necesidad creativa], y esa necesidad no tiene nada que ver con la ‘información’, porque la ‘información’, según el planteamiento de Deleuze, es “un conjunto de palabras de orden que le dicen al colectivo lo que debe creer… lo que es conveniente que crea para tomar una línea común de comportamiento, siendo la información, por tanto, un sistema de control”.
Aquí me detengo para hacer un inciso sobre un delicioso párrafo de la conferencia de Deleuze, en el que explica magníficamente la diferencia entre una “sociedad de control” [nuestras sociedades modernas y democráticas] y una “sociedad de disciplina” [las sociedades de regímenes totalitarios]. Mientras que en las sociedades de disciplina se actúa por la prohibición [esto no lo puedes hacer –se utilizan palabras de orden–], en las sociedades de control se actúa por la información [esto es lo que debes hacer]… veamos el ejemplo gráfico con el que lo explica Deleuze: “En una autopista no se encierra a la gente, pero haciendo autopistas se multiplican los medios de control”… tú tienes la opción de ir por carreteras secundarías, por caminos de cabras, campo través… pero acabas aceptando el control que supone la autopista, porque contiene una disciplina a base de ‘información’ que te hará llegar antes y mejor a tu destino.
Volvamos al tema que nos ocupa, la creación.
Visto el concepto de ‘información’, llegaremos con facilidad a colegir que una obra de Arte no es información, pues no va destinada a generar y alimentar a un sistema de control… por lo tanto, es otra cosa. Es exactamente contrainformación que, si se hace efectiva [si llega a los diversos colectivos humanos y los hace reaccionar], es “resistencia”.
Y sí, si lo pensamos bien, el Arte es lo único conocido que se resiste a la muerte, por lo que crear es, entre otras cosas, resistirse a la muerte, pues, en su esencia, cualquier obra de Arte alza la voz ante un pueblo que aún no existe.
Qué chulo, ¿no?... el Arte es resistencia… la creación es resistencia… tener ideas y expresarlas es resistencia… no dejarse llevar por las sociedades de control o las de disciplina, intentando buscar salidas no avisadas, es resistencia…
Cierro con un subrayado que hice hace unos meses sobre el texto de la conferencia de Deleuze: “Solo el acto de resistencia resiste a la muerte, sea bajo la forma de obra de Arte, sea bajo la forma de una lucha de los hombres.”.
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