Oye, que nada, que entre algunas malas noticias de muertes y enfermedades cabronas de cercanos, llegó Joselín de EEUU cargado con periódicos, recortables y una camiseta molona de San Francisco en color café y de mi talla... y que estábamos tomándonos una horchata de chufa y se me presentó como si nada el coleguilla Fernando Jover, director de cine y amiguete entrañable con el que enlacé hace justo un año, durante la Semana de Cine Español bejarana... charlamos, reímos, nos contamos penitas [entre ellas la muerte del poeta venezolano Alberto Arvelo Ramos, al que tuve el placer de dedicarle uno de mis libros que le hizo llegar Fernando ]... yo le regalé una cámara de cine americana de los años treinta y él me dedicó el DVD de su último trabajo cinematográfico, “Champagne Supernova”, una hermosa metáfora sobre el dolor de la soledad [más dolor que el dolor] protagonizada por la deliciosa Assumpta Serna y David Villaraco, una metáfora que juega al desconcierto y trae un tema grande [a muchos les cae demasiado grande] para las gentes de mi tiempo: la eutanasia.
Fernando consigue enredarnos con su trabajo, nos ovilla para luego desovillarnos mánsamente, como esa lluvia tranquila que cae en los otoños, el orvallo, y moja hasta los huesos sin sensación de chubasco, penetra y puede. Felicito a ese colega alto y generoso por su trabajo [cuenta ya con diversos galardones que le dan ese otro crédito hecho de oropel], felicito a su estampa de duro por esconder tan alta sensibilidad y tan buen gusto, felicito que aún marque con su corta coleta ese lazo que une el mundo de los hombres normales con el de los tipos extraordinarios... y me felicito yo por poder tenerle como amigo.
Luego recibí mail del gran Luis Alberto de Cuenca, mi queridísimo LA. me decía lo que sigue...
“Querido Luis Felipe, el tiempo pasa, pero el cariño permanece (el que te tengo y te tendré hasta que me muera).
Me gusta saber de ti directamente. Pregunto por ti siempre a los amigos comunes, pero es cierto que hace un huevo que no hablábamos de tú a tú.
Mil gracias por hacer de *go-between* con tu viejo amigo De Cuenca (pero de Madrid).
Lo nuestro es para siempre. Sólo la Pelona será capaz de separarnos.
Muchos besos y abrazos para ti y para toda la familia.
Tu fraterno
Luis Alberto”
... y recordé que tengo mil conversaciones pendientes, infinitas visitas por hacer y por recibir, mucho cariño que dar y demasiadas cosas por las que admirarme y sentirme feliz... hoy, que la muerte ha tocado por aquí un par de veces [y le abrieron las puertas de par en par], siento con nitidez que estoy vivo y que quiero vivir con los ojos abiertos y los brazos dispuestos a recibir... Fernando, Luis Alberto, Jesús, Antonio... ¿por qué me gusta tanto vivir cuando siento cerquita pasar a la muerte?
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