Salvatore Quasimodo recogió su premio Nobel y se fue a comprar almendras agrias, dejando a la curia política sueca con dos palmos de narices.
En el puestecito donde compró las almendras amargas se encontró con un anciano español y se enzarzaron en una conversación en la que se mezclaban el inglés, el italiano y el castellano.
El anciano español, que respondía al nombre de Alberto Segade, le mostró su admiración por saber degustar esas difíciles almendras, y Salvatore Quasimodo le dijo: «Amigo, la poesía arrastra a la vida y la política empuja a la muerte; por eso necesito sensaciones físicas no demasiado agradables al paladar, porque vengo de un acto político en el que he sido protagonista y al que he asistido sólo por dinero».
Alberto frunció el ceño y aprovechó para contarle su azarosa vida entre El Ferrol, Barcelona y un pequeño pueblo de Salamanca, mientras salpicaba la historia con algunas anécdotas de políticos infames. «Habría que hacer una nueva revolución» -terminó diciendo.
«Sí -respondió Quasimodo-, la poesía se beneficia de las revoluciones porque puede participar en ellas con un sentido constructivo...».
«Pero, ¿es usted poeta?».
«No soy político, don Alberto, no soy político».
© lfcomendador • Propiedad editorial de "de la Luna Libros"
•••
El día 14 de agosto, a las doce del mediodía y en la Casa de la Cultura de Malpartida, se presenta el libro "Pedro Mirón García. Antología de su legado documental", escrito por Higinio Mirón, acto en el que tengo el honor de participar como homenaje a las víctimas del terror franquista y, en especial, como homenaje particular al padre de mi amigo Higinio.
No comments:
Post a Comment