Ya me está exasperardo el jodido y constante cielo azul. Necesito nublados y lluvia y hermosas ventoleras que me lleven a empujones por las calles… una meteorología propicia par escribir con esa tranquilidad de encontrarse refugiado de algo.
Me indica un comentario del blog que por qué no hago un taller de escritura on line… pues porque no creo en ellos [todo a pesar de que los hay majos y llenos de gente muy interesante, que si no se enfada conmigo Marisol]. No puedo pensar en que la creación sea una materia para ser enseñada, impartida [otra cosa muy distinta es que se aprenda a crear, pero siempre por uno mismo]… ni me gusta nada esa historia de que existen diversas técnicas narrativas y poéticas… eso es poco menos que admitir que el arte o la literatura responden a los mismos caminos que la tecnología y sus oficios. Saber pintar o saber escribir no basta… y hasta puede ser que termine siendo una rémora contra el acto creativo.
Las técnicas no me han interesado nunca, como no me ha interesado la perfección de lo completamente cerrado, de lo completado.
Lo realmente interesante, si se me apura, es soltar preguntas al aire para buscar respuestas, y eso es como mucho lo que puedo hacer.
Volvamos, pues, al principio de esta entrada: ¿Cómo saber qué es mi esencia, eso que soy yo y no es de los demás?… ¿Soy lo que aprendo o lo que desaprendo?
No sé si son preguntas on line, pero tengo muy seguro que no ajustan a ningún modelo de taller de creación, porque son desde mí hacia mí o desde ti hacia ti, para mi soledad, para tu soledad, para esas individualidades que deben crecer por su cuenta… ¿o es que alguien mejor que yo podría saber cuál es mi esencia? No, nunca, jamás… y de ese descubrimiento de lo esencial propio es de donde emana la verdadera creación.
De FUMADORAS |
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