Sunday, May 18, 2008

Jugando a ser Egon.


Fue en un venga ya. Aún estaba bostezando de mi noche Valpurgis y me iba acordando de Ángel sin querer vestirse, sin querer salir, sin querer hablar, sin querer hacer nada; y me hacía a la idea de un nuevo panorama en el mismo escenario de siempre, un panorama con un guión impar y con todos jodidos de nuevo. Aún estaba bostezando, repito, mientras atravesaba la plaza para dirigirme a mi estudio. Las siete cigüeñas de la torre de El Salvador ponían banda sonora con el tac-tac-tac-tac producido por sus picos y la gorda estaba tendiendo ropa en su balconcito con un cigarro encendido en la boca. Fue en un venga ya, porque al subir la calle de Las Armas vi el portón viejo sobre el que habían escrito con tiza “PUTA PITO” y una patrulla de la Policía Nacional tomaba los datos de un automóbvil al que habían robado durante la noche. Miré al cielo y ya empezaban a crecer las nubes para cocinar la tormenta de la tarde mientras un gato de atigrado canela y blanco se detuvo frente a mí y me miró fijamente a los ojos… ¡¡¡Sapeeeee!!! Solo me quedaba hacer acopio de tabaco en la máquina de la cafetería y encerrarme en mi estudio, pero un sostén azul se cruzó por mis ojos al recoger mi cambio y todo se hizo preclaro y luminoso. Corrí a encerrarme y tomé mi pluma de inmediato para jugar a ser Egon [o Luis Viñals] durante un par de horas que me han dejado 16 apuntes rápidos y nerviosos de cuerpos femeninos y algunas copias infantiles de pares dibujos de los maestros del trazo seguro.









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