Thursday, May 15, 2008

Pensalientos.


• Siento un miedo terrible a terminar creyendo en algo, pues creer es darse por derrotado, claudicar.
• La definición ata de tal forma que termina destruyendo la idea, por eso huyo de todo lo definido… también de lo definitivo.
• Intentar es mucho más edificante que hacer, porque hay más fracaso en el intento que en el hecho, y también hay cierta predisposición a no acabar lo que se intenta.
• No quiero soluciones, solo quiero problemas en los que buscar.
• La novela es tan mediocre como el mismo hombre, y lo es porque no busca trascender ni elevar, solo describe como lo hace la cabeza del más primario de los hombres. La poesía es otra cosa [la poesía buena, claro]. Hace años que no leo novelas.
• Sí, lo mejor que tengo es rapidez… eso y una capacidad casi alucinatoria de ver los vértices de mis ideas. Desarrollarlo todo debe quedar para otras genéticas.
•••

Y a las siete me senté a mirar los cuadros lúbricos de Balthus y a morirme de envidia y de ganas de pintar. Y también a buscar a Rilke en sus muchachas, incluso a entresacar un no sé qué de André Breton o una cosita Camus… y hasta arelar en su obra los restos de Pietro della Francesca.
Un canto a la pureza mezclado con un trasunto de morbo que quizás pertenezca más a nuestras mentes que a la deliciosa mano del pintor magnífico y genial.
Sus muchachas me llevaron siempre a esa imaginación destructiva y tormentosa del adolescente enamorado, a un delicado lugar donde las palabras no pueden existir si no se hacen imagen, a un dulce estado de ataraxia en el que el equilibrio es la justa causa que desequilibra.
Está muy manoseado mi libro Balthus, tanto como mirado.
Es lo más cercano al placer que conozco mirar la obra de este tipo.














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