Wednesday, November 12, 2008

Escritores contra la guerra


Hoy, enredando entre mis libros viejos, encontré el ejemplar de “República de las Letras” en el que colaboré con un trabajo para el especial “Escritores contra la guerra” [nº 80 del 2º trimestre del año 2003], y me emocioné al releer aquellos textos encendidos y la hermosa compañía que llevaba para alzar ese grito común tan necesario [Eduardo Galeano, Harold Pinter, Ernesto Sábato, Humberto Eco, Benjamín Prado, Michael Moore, Rosa Regás, Paul Durán, Lidia Falcón, Salomé Ortega, Gregorio Gallego, Miguel Veyrat, Pedro M. Villora, Víctor Corcova, Domingo F. Failde y Norman Mailer]. Recuerdo que aquel acto literario de protesta me dejó encendido, lleno de ganas de escribir y realmente esperanzado en la posibilidad de cambiar el mundo.
Mi ejemplar está ya amarillo por el paso del tiempo y el poso del humo del tabaco… y las cosas siguen igual o peor…
Yo ya apenas escribo los gritos que me crecen adentro [pues me he quedado en el éxtasis de la individualidad y en la evocación de lo lúbrico], pues me he convencido de que no puedo hacer otra cosa que permanecer escondido en mi esquinita y dejar que el tiempo suceda como suceden los árboles o las manzanas reinetas… pero me queda esta estampa de lo que fui y de lo que pensé, de lo que quise hacer… y me quedan esos hermosos vencidos que hicieron el viaje del grito junto a mí [o yo junto a ellos] para que mis hijos puedan enorgullecerse un día y, quizás, retomar la lucha por el camino correcto, el que duele y te deja siempre malherido.
Vaya esta entrada como un homenaje a esos escritores que fueron capaces de alzar la voz contra el poder capitalista un día de todos los demonios del año 2003. Me siento bien por ello.
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Cuando aprenda a borrar las ventanas, robaré de tu valija todas las prendas íntimas para olerlas despacio y volver a recordar las uvas negras sobre la mesa, el agacharse bajo la mesa para buscar tus piernas, la tentación que roe todas las partes blandas, el deseo de sábanas revueltas y ese herniado buscarte en los cuartos oscuros.

Seré entonces el huésped solitario de tus cosas… me pondré tus anillos sobre los labios húmedos, los colgantes serán para mis muslos liebres, tus bragas con sus blondas serán piel de repuesto y tu falda marrón será un río navegable que habrá de remansarse en las marismas de la pelvis.

Me faltará el sabor de tu sudor de anoche, el olor de la incómoda muerte de tu espalda, la saliva corriendo por mis hombros o ese tacto de juncos de tus pulpos…

Cuando aprenda a borrar las ventanas, el lodo hará aquí un cráter, justo en el centro nómada que me late y no sacia.
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Acuso recibo de los libros "Bio-Grafía americana", de Víctor Fuentes, y "Escritura indeleble", del amigo Joaquín Benito de Lucas [ambos venidos de la generosidad constante de Antonio Piedra]. También le envío un besote a mi hija Mª. Ángeles por traerme de la Feria del Libro Viejo salmantina el número 164 de la revista "Mundo gráfico" editada en diciembre de 1914... y un abrazo agradecido a Miguel Aguilar por invitarme a participar con siete poemas en una de las hermosas publicaciones que edita en Querétaro. Gracias a todos.

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