Wednesday, November 5, 2008

Van a subir los niveles...


Anoche, antes de acostarme, pensé en alto delante de mi hijo Guillermo: “a ver si gana Obama y suben los niveles de esperanza”. Hoy, a las siete de la mañana, lo tenía en mi cama contentísimo, saltando encima de mi cuerpo dormido y remolón, y gritando a grito pelado: “!ha ganado Obama, papá!… y van a subir los niveles, qué guay, ¿no?”. Le pegué un besote, le enchufé un abrazo de oso y lo metí en mi mi cama para hacerle cosquillinas.
Luego escuché el discurso de Obama [sí, que ya sé que se los escriben y que todo está muy atado y bien empaquetado para que lo recibamos con asombro] y me sentí bien, así que me levanté como un campeón y decidí rasurarme la barba en honor del perico americano [fue como ver caer nieve], y me puse la sonrisa de los días especiales y salí al mundo con intención de comérmelo…
Al llegar al trabajo, el mundo me lanzó un bocado que aún me tiene temblando.
La puta vida.
Así que decidí tomarme un cafetín con los colegas para ver si pasaba el chaparrón… y no pasó.
Luego me encontré con Guadalupe y José Luis R. Antúnez [qué gente tan maja]. J. L. me regaló una revista literaria que me había traído hace unos días de su último viaje a Venezuela [“Poda. Revista latinoamericana de poesía”], y en ella una hermosa sorpresa en forma de fotografías antiguas y poemas de una fumadora extraordinaria que era una absoluta desconocida para mí, la poetisa María Calcaño. Todo un descubrimiento para saborear con calma.
Gracias, hermano J. L.

UN DETALLE PARA EL COLEGUILLA PLANSELDON

Para el fin de semana os subo algunos poemas de María Calcaño, que vais a flipar.





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