Fue, definitivamente, un encuentro de ojos este ‘Voces del extremo’ en el que me he quitado algunas legañitas y me he puesto varios litros de alcohol con Coke… un encuentro de ojos en el que me he desmedido hasta quedar medio acabado… pero feliz.
Fueron los ojos vivarachos de Marisa con cierto versillo asustadizo en las pupilas y un nosequé de asombro que me dejaba entre acobardado y padrecito… los de Mayca y Belén con su rimmel haciendo marco espeso y bellísimo [cuatro ojos Chagall… para morirse]… los de Albertito Pérez jugando a la expresión y a la sorpresa [los ojos más inteligentes de este encuentro junto con los de Antonio Gómez]… los de mi Joana Brabo inyectados de lágrimas como diamantes puros [me las guardé aquí adentro y las tendré por siempre, Joanita guapa… ¿sabes que cuando te miro parece que estoy mirando a mi hija?]… los de la dulce Esther tan llenos de sosiego y tardes blandas… los de Concha con su afilado flus alucinado… los de Marina [tercos… y tan dulces a veces]… los de Manolo como enterrados hasta saciar la chispa [insistentes, severos]… los de Marino [la sátira llevada hasta su extremo]… los de Morante [clásicos como un poema de Homero]… los del canalla hermoso que es mi Paquito Ortega [torrentes cansaditos estos días]… los ojos medio alucinados de la bella Mijhea, contorsionista y grana… los de José Caraoscura [abiertos, siempre abiertos]… los ojos de Vanesa… encendidos y tiernos… los de Begoña Abad [cantan abiertos aires de libertad y buenos ratos]… los de Nati [divinos]… los de ese Niñoatún con gafas negras que escrutan y escanean… los de Elisita [furias]… los de Eladio [sinceros y sinceros]… los de Antonio Orihuela [pura calma]… los de Urceloy [bomberos]… los de Daniel Macías [clandestinos, faltones, poderosos, mineros]… los de Ben Clark [albiones, pero nunca extranjeros]… los de Fabio y Fernando [igualitos, perfectos, inteligentes, nítidos, diciendo, diciendo, diciendo]… los de la blanca Herme [maternales y enteros]… los de Antoñito Gómez [con la verdad en medio]… los de Adu [brillantes]… los de Antonio [serenos]… los de Cumbreño Espada [encantando un albero de cinturas a medias]… los de Escarpa [toreros]… los de Tiaguito Gomes [borrachitos y lentos]… Los de Ubertito [limpios]… los de Mara [un misterio]… los de Matías [márgenes de algún margen sin miedo]… los de Antoñito Crespo [agotados y rectos]… los de Bernardo [gratos y, a ratitos, concretos]… los de Enrique [dos luces]… los de Vicent [ocultos como los nidos buenos]… los de Patricio [tristes, pero a la vez serenos]… los de Pedrito Ojeda como rincones frescos… los de Inma, dos regalos que abrasan con su negro… los de Mangas, de oriente… los de Elías, con algo grande y lento… los de Isabel, caníbales… y los de Mayo, buenos, profundamente buenos…*
Un encuentro de ojos que me ha puesto blandito hasta lo que no tengo.
Ha sido una gozada, lo juro y lo prometo.
* Me he olvidado a muchos… a joderse, lo siento.
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