Wednesday, January 13, 2010

¿A quién quiero yo?...


Mientras mi Guille sale del cole y pisa charcos, los controladores aéreos de AENA ganan de media por encima de 50.000 euros al mes, la OMS le ha hecho el caldo gordo a las farmacéuticas con lo de las vacunas porcineras, quiebra JAL [la primera aerolínea de Japón], Rato se garantiza seis años en la dirección de Caja Madrid y Holanda concluye que la guerra de Irak fue ilegal... pero a Guille todo esto le trae al fresco, pues él lo que quiere es pisar charcos o que nieve para deslizarse con su hermano por las cuestas que llevan a nuestra casa. A Guille le interesa eso y que le lleve algún cómic de Superlópez para leerlo en la cama antes de dormir o que su hermano quiera competir con él en ese juego de la PS2 que tanto le gusta... pero a Guille le encantaría ganar 50 euros al mes para gastarlos en sus cosinas, que no le pusieran vacunas ni inyecciones aunque lo mande la OMS, tener una flotilla de naves del Imperio para luchar contra el lado oscuro [de esas que se construyen con piecinas encajables de LEGO y no entran en quiebra], que Caja Madrid le de una camiseta para los Juegos Escolares [como el año pasado] y que, como mucho, las guerras sean espaciales y de robots [y en tres dimensiones, claro]... desea poco mi chico, además de que vayamos juntos todas las noches a tirar la basura al contenedor [entonces jugamos a pisarnos las sombras] o que miremos juntos la tele abrazadotes y metidinos en una manta para quitarnos el frío de estos días...
Para Guille el mundo está bien, aunque siempre dice que le faltan algunas cosas. Le molesta que en las pelis se den besos [se tapa siempre los ojos y se pone colorado] y menos que salga alguna tetilla desnuda y despistada [eso le perturba bastante] y que en los telediarios salgan muertos de atentados o niños del Tercer Mundo con caritas tristes [se le encienden los ojos de lágrimonas]... él quiere ser jefe de imprenta cuando sea mayor [eso si no le sale lo de piloto de avión o lo de dibujante de cómics], aunque a veces me cuenta que fliparía siendo probador de juegos para la Wii o para la DS... a veces se pone a dibujar de pronto, lleno de interés, con sus gafinas negras cayéndosele hacia la punta de la nariz, y yo me quedo extasiado mirando cómo da salida a su universo riquísimo con figuras realmente hermosas que nacen de su mano con verdadera pericia... siempre dibuja naves espaciales o robots supermetálicos de aleación ligera... y de pronto me dice... “papi, ¿me traes una galletina?”... y yo se la llevo en plan sorpresa y se alegra mientras se la come... entonces le pregunto... “¿a quién quiero yo?”... y él sonríe y contesta... “a Guillermo Comendador”.
A Guillermo le gusta ir al supermercado y escoger las galletas y los yogures para mí... yo hace tiempo que le di carta blanca en ese tema y siempre me sorprende, aunque debo decir que a veces trae cosas para mí que realmente son para él, sobre todo las golosás que llevan chocolate... le encanta que hagamos juntos experimentos culinarios [casi todos los hacemos con leche condensada] y se relame mientras me ve en pose científica echándole chorros de leche condensada a las mouses o a las delicias de queso fresco... yo le hago rabiar y pruebo antes que él mis experimentos... entonces me mira y me dice... “parrooooon, que me vas a dejar sin na”... y yo le pringo la nariz y le paso la golosería para que se aplique en ella... Guillermo solo quiere vivir feliz, aprender cosas que le gustan y sentirse querido por quienes formamos su entorno chiquinín, pero el mundo está en otra historia y no guarda sensibilidad para tonterías como la vida de los niños como mi Guille, al mundo solo le importa ganarlo para su causa estúpida, hacer de él un imbécil más, devorarlo y cepillarse su vida en constantes ganas de tener que le dejarán realizado como un insatisfecho más... el mundo quiere utilizarlo para que consuma y se consuma, para que no intente realizar sus sueños con emoción y su historia se quede solo en querer tener y en creer que no va a morir nunca... yo intento enseñarle algún camino que le pueda servir un día de vía de escape, pero me da rabia, porque no sé si sé qué debo enseñarle... y Gui me mira detrás de sus gafas negras con gesto interrogativo y me dice... “tranqui, parron, que estoy pensando en ser tenista y te compro un coche rojo y nos vamos p’ahí los dos juntinos, como cuando estuvimos en Huelva, ¿te acuerdas, parron?, en el faro, que tú salías a leer al balcón del hotel y yo me reía desde el balcón de la otra habi... jo, qué bien nos lo pasamos... allí vamos a ir con el cochote rojo... o con el Jeep, que es más chulo, y así vamos antes, parron, que lo de ser tenista, no sé yo, ¿eh?... además, tengo la hucha de la yaya a rebosar, si yo creo que ya hay dinero hasta para el coche ese..”... y le engancho por la tripina y lo levanto como un fardo, que el tío pesa lo suyo, y le beso hasta que se mediomosquea y le hago cosquillinas...
Yo creo que merece la pena cabrearse y luchar, ¿o no?


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