¿Cómo leerán nuestros nietos la arquelogía del hambre en los estratos de algún supermercado?
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¿Si se rompe la rama... también se rompe su sombra?
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Tu mayor sufrimiento sólo puedes imaginarlo... por eso las pastillas.
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Busco una línea caliente para hablar con Dios, pero sale un contestador que me indica que cada minuto vale mi vida.
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Dios jamás vendrá... no aprendió a hacerlo.
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La carne es un guante para los huesos... un guante que se arruga.
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El ojo engaña a la cabeza, que es la que ve.
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Tu calma, Dios, son los nervios de los hombres... tu vicio, que te crean.
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Piénsate muerto y empezarás a sentir ganas de compartir.
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Hacerse viejo es agazaparse y temblar... y a veces eso no sólo se consigue con los años.
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No abras tu boca para lamentarte... sólo perderás fuerza.
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A cada uno le aguardan sus gusanos.
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El arte torpe no existe porque no es arte.
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Lo bello siempre encierra angustia.
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Cada día busco grietas en el horizonte... ya la vista no me alcanza.
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¿Es mejor moverse o conmoverse?... busca en tu tragaluz.
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Siempre me encantó llegar a poder decir algún día... “que espere”.
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Lo peor es que jamás podré ser mi hijo.
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PALABRAS PARA ALBERTO HERNÁNDEZ DESPUÉS DE LEER “WHOROSCOPE” DE SAMUEL BECKETT
¿Pero qué es esto?... un huevo, coño, un huevo... míralo, Alberto, es un huevo como el que se comió Newton una noche mojando pan reciente en su yema... míralo, Alberto, es perfecto el hijo de puta, y no lo ha hecho ningún hombre... ahora sé que el arte es torpe y por eso no existe, Alberto, es torpe el que lo intenta y es torpe quien lo mira... un huevo que podría estar podrido, igual que todos nosotros, Alberto, igual que el hijo de puta que nos busca las vueltas, también igual que él, e igual que un poema de Brodsky o un cuadro de Barceló... es todo un prostíbulo infecto y cuatro coches, lluvias algunos días y otros días un calor sofocante... un huevo tan perfecto, Alberto, y salió del culo de una gallina, y podría estar podrido... pero yo lo tomo en mi mano y me quedo anonadado, totalmente asombrado, y me pongo las gafas y lo toco con delicadeza... un puto huevo, Alberto... ¿es que no lo ves?... tendrían que pulirnos los ojos con una fina lija... me pongo bizco y el huevo se convierte dos huevos, Alberto, es la hostia, dos huevos en uno, la realidad y otra cosa que no sé lo que es... y todo por leer esta mañana a Samuel Beckett traducido por Jenaro Talens... un huevo para el Arzobispo de Granada, para que lo mire y piense, para que se lo coma crudo y piense, para que engorde y piense... o mejor que lea a Rilke sin las gafas de ver, que es como habla... ¿qué te parece, Alberto?... un huevo podrido en la panza del Arzobispo de Granada, aunque estaría triste [el huevo, claro,], aun podrido, estaría triste... no... le quitamos a páter el huevo de su dieta, que un adocenador de mentes no puede tener el privilegio de ver ni catar un huevo, aunque sea podrido, aunque se lo comiera Newton una noche o lo empollase Jasper J. doce días enteros... porque un huevo también es un aborto en este fornispicio, un muerto prematuro, pálido... un futuro perdido camino del estómago en forma de tortilla o estallado... la belleza en las vísceras y esa angustía... un huevo, Alberto... ¡vaya descubrimiento!.... un huevo para mis silogismos y tus contrastes, para mis versos y tus trombas espirales que llevan a lo negro... mira que te lo he dicho veces... un cuadro blanco, Alberto, haz un cuadro blanco como un huevo, igual que lo hace la gallina, apretando, apretando, apretando... y el mundo empezará a dejar de ser esto, esto y esto... estoy seguro, Alberto... sentarnos y apretar hasta que salga el huevo... luego quizás se lo acaben comiendo en el burdel de enfrente y con patatas, que esa es otra, la patata, Alberto... ¿te has parado a contemplar una patata?
Sentencias del Ninja Savonarola [© lfcomendador]:
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