Otra vez con el tranco corto y bufando... sin retranca y con bufanda... retorcido y menos bufón que ayer.
Llegué anoche a casa y ya estaba nevando, y tenía frío, y me dolía el estómago, y estaba hasta las trancas de haber fumado como un cosaco aburrido... tomé mi vasito de leche chocolateada y me metí en la cama para intentar quedarme dormido viendo la tele... ponían en ‘La 2’ un documental sobre los orígenes del hombre y su evolución y me enganché... la caza, las primeras luces del arte en las cavernas, la comunicación hablada, el primer lobo domesticado, los primeros poblados, la agricultura, la ganadería... y yo tosiendo... y seguía nevando afuera... me imaginé entonces uno de aquellos tipos recolectado bayas o afilando puntas de lanza, sin la comida del día asegurada, pero con el espíritu de la dominación de su entorno... ya no podríamos entrar en esa gesta, porque somos una especie adocenada que se ha salido de la ley de selección natural por auténtico desparrame.
Los problemas ahora son acuciantes (?) en el campo de lo ficticio, ya no son de necesidad perentoria y vital [para la mayoría de los primermundistas, claro], son de puro capricho en su mayoría y de mera virtualidad.
Antes se disputaba y hasta se mataba por comida, por agua, por espacio físico... y ahora se hace lo mismo por dinero [en todos sus cortes y sus sesgos], ese material de valor supuesto y cambiante que en sí mismo carece de valor.
Vaya, y no tenía yo ganas hoy de hablar de cosas mundanas... y no las tengo, así que voy a cambiar de tono.
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Ayer me descojoba cuando descubrí en la red que el Doctor Honoris Causa, por la Universidad de Salamanca, Enrique de la Villa Gil [al que no tengo el gusto de conocer], hacía mención a mi obra en su discurso de investidura con una nota a pie de página [la 183] en la que, para mi sorpresa, me acreditaba como ganador del Premio de Poesía Ciudad de Melilla 2006 [craso error del Honoris, que ese premio dado es excesivamente difícil por su golosería y por las migrañas de sus antes y despueses] por mi obra “El gato solo quería a Harry” [que los doctores por la USAL confundan Mérida con Melilla me deja cierta esperanza]... el caso es que me reí al leer el discurso entero por ver cómo se utiliza el material creativo de quienes no tenemos sueldo fijo ni discontinuo por ese trazo, y que se hace en los actos de pompa y boato [con errores en nota incluidos] para que a uno [a otro] lo empaqueten con birrete y titulote... ¿eso podría mirármelo la SGAE para ver si le saco al perico unos eurillos?... porque utilizar mi versapia para obtener un cargo de honor [y sin petición previa] debiera ser más o menos [en términos SGAE] como que Ramoncín cante en concierto multitudinario tres temas de los Rolling’s... es broma, eh, Dr. Enrique... que luego todo se sabe y llegan las malas interpretaciones... que sepa usted que me siento muy honrado por su cita [aunque lo de sentirme honrado no va mucho con este toque amorfo que me lleva y me trae últimamente].
Lo dicho, que descojonadito y gracias.
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Y que me llegó librito firmado del colega antequerano Agustín Porras [‘La mosca becqueriana’] en edición de Papeles de Trasmoz subvencionada por el Ministerio de Cultura... me divertí con la lectura y lo pongo en su haber. Gracias, Agustín.
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Falto de curro y con ganas de hacer, a la una y media me tiré al frío con mi cámara para intentar algunas tomas aprovechables para el fondo de imágenes de imprenta, me subí hasta el paraje de La Fuente de el Lobo [donde había unos veinte centímetro de nieve] y me enganché a experimentar con obturador abierto y el 400 mm sobre la ciudad ahogada en la neblina... fui a comer a casa [lo hice a velocidad de crucero] y me llegué hasta la imprenta con ganitas de ver el resultado de mi trabajo... ¡sorprendente!... os dejo algunas de las imágenes.
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