¿Podré alguna vez trabajar desde la serenidad que pronuncia Pavese?, ¿podré escribir sin sufrir o alegrarme, huyendo de esa ‘parte inferior’ a la que alude el maestro suicida?, ¿podré hacer algo que no sea fin en sí mismo?
Si consiguiese alguna vez rodar en esa noria, creo que me sentiría muy satisfecho.
(20:44 horas) Cada día comprendo mejor a la gente que vive en el límite y corre riesgos para sobrevivir [no hablo de los vividores, sino de la gente con necesidades reales]. Ante uno solo de esos tipos me siento pequeño y miserable con mis jodidas y absurdas preocupaciones… que si me piden un aval para poder realizar un trabajo, que si no me ha pagado A y le debo a B, que si no tengo para comprarme este mes el ‘i-phone’ que tanto deseo, que si a ver cómo consigo pillar esa primera edición de ‘El cementerio marino’… aunténticas naderías de payaso del primer mundo si se comparan con esos ‘¿tendré algo para comer mañana?, ¿me detendrá la guardia civil y me devolverán a mi país?, ¿me pagarán el tiempo que he trabajado sin papeles?…
Me siento mal por sentirme mal con mis cosas de imbécil malcriado, me siento mal porque tengo y otros no tienen, porque me puedo duchar con agua caliente cada mañana, porque a las dos siempre encuentro la mesa puesta y el frutero lleno de naranjas, manzanas, plátanos… me encuentro mal porque tengo calefacción y una tele gigante en el salón [y otra en la cocina… y otra en el dormitorio], me siento mal porque manejo un coche que cuesta lo que le salvaría la vida entera a una familia africana, me siento mal porque tengo la ropa que me gusta y no me da tiempo a dejarla gastada, porque dejo mis zapatos nuevos en el cubo de la basura sin sentir vergüenza, porque pienso en amar cuando debiera pensar en hacer algo importante con mi vida.
Me jode lo que tengo, pero me encanta tenerlo y disfrutarlo… soy un tipo lleno de contradicciones cabronas y eso me hace perder mucha sensibilidad… y también tenerla…
No comments:
Post a Comment