La ciudad está tomada hoy por los madrileños, que han madrugado para comprar viandas de cerdo ibérico y para barrer el pan de las panaderías con cierta cosa invasora.
Odio estos días de puente en los que me puentean en mis lugares fijos, en los que no encuentro ni pan… ni mi sitio de siempre para tomar café tranquilo.
Me encierro.
Y pienso en que estos días podrían servir para coronar unos muslos con las manos, para hacer el amor en una acera o para ser el fauno que sostiene su miembro lubricado a base de pensar mujeres tendidas sobre la hierba.
Soy el no casi absoluto y ardo en la cuerda de Gonzalo Alonso-Bartol, en su ‘Palabras para un cuerpo’, mientras me ofusco en Google buscando ‘vintage old sex’ o ‘naked female’ o ‘erotic mature’… Hoy necesito carne sobre carne, curvas, senos, humedades… porque tengo en el estómago mariposas calientes y necesito una estética por la que encontrar una salida que no esté solo en las manos. Ni siquiera en las manos.
Hoy deseo.
Y encuentro sexo explícito para todos los gustos… pero no para el mío.
Reseteo y cambio los conceptos de búsqueda.
‘Sugerente’, ‘muslos femeninos’, ‘senos’, ‘curva del vientre’, ‘caderas infinitas’… y más de lo mismo… mujeres penetradas por cualquier orificio, cohitos de Photoshop, bocas glotonas llenas, dildos brillantes y nudos imposibles de cuerpos afeitados… no me interesa, no. Yo busco gestos, miradas, paisajes de piel a lo sumo.
Y termino en mi viejo ejemplar de ‘Hora de poesía’ en el que el amigo [tristemente desaparecido] Javier Lentini hace unas traducciones insuperables de la poesía erótica de Giorgio Baffo, y luego leo cuatro poemas de Buck que dejé marcados hace meses y recuerdo a Jane Birkin, mi musa adolescente, esa mujer de sueño que me dejó trabado en el absoluto convencimiento del fracaso, porque desde el deseo la presentí imposible.
Tomo mi ‘Pura anarquía’ y sigo en su lectura por la página 131… “Este verano, los socios de un gimnasio neoyorkino bastante selecto se pusieron a cubierto cuando reverberó el retumbo que suele preceder a la separación de una falla mientras realizaban sus ejercicios matinales…”. Queda como media hora para finalizarlo… y para volver a la calma anodina de las hormonas.
(12:51 horas) Tengo una especie de biblia particular a la que acudo cada día, la abro al azar y leo [es el diario de Cesare Pavese, claro, ‘El oficio de vivir’], y hoy he caído sin más en la página 354 de mi volumen, que corresponde a la anotación que Pavese escribió el día 2 de septiembre de 1944. Dice:
“Poesía es, ahora, el esfuerzo por aferrar la superstición –lo salvaje, lo nefando– y darle un nombre, es decir, conocerlo, hacerlo inocuo. Por eso es por lo que el arte verdadero y trágico es un esfuerzo.
La poesía participa de todas las cosas prohibidas por la conciencia –ebriedad, amor/pasión, pecado– pero todo lo rescata con su exigencia contemplativa, es decir, cognoscitiva.”
Veis… este tipo me mata, ‘dice’ exactamente como se debe decir, nombra, define con certeza, domina las palabras hasta el punto de ajustarlas a la idea con exactitud… y yo le adoro, le sigo como al dios que no tengo y que no siento, me dejo enseñar por él un poquito cada día, sin prisa, pero con un hambre voraz.
En las palabras de Cesare se patentiza su calidad de grande de las letras y de los sentimientos, pues sobre su poesía, y bajo ella, hay siempre indicio unido a un exacto saber lo que se quiere decir y por qué se necesita decir… Lástima que decidiera desaparecer cuando aún tenía tanto que decirme… es lo peor de los suicidas, el silencio que dejan.
(15:49 horas) Recibo comentario de mi querido amigo Javier G. Riobó recomendándome el título “Big Bang” de Servero Sarduy. Lo tengo, amigo, y lo leo con delectación, especialmente un soneto que dice:
•••
LAS HÚMEDAS terrazas dominaban
La esplendente planicie entre dos mares,
superpuestas, azules, triangulares.
Las húmedas terrazas dominaban.
Simétricas estatuas deslizaban
sus cabezas de mármol por la nieve
fresca, trazando un laberinto breve
simétricas estatuas deslizaban.
Los cuerpos arrastrados por el río
han quedado en la arena sepultados
bajo las piedras nítidas del lecho.
En el delta una mano, el globo frío
de unos ojos han sido rescatados.
Y más allá una frente, un brazo, el pecho.
•••
Y que tiene la curiosidad de un par cambiado en un homenaje de Sarduy a Octavio Paz… que dice así:
•••
Las húmedas terrazas dominaban
el templo, la planicie entre dos mares,
superpuestas, azules, triangulares.
Simétricas estatuas deslizaban
sus fragmentos de mármol por la nieve
–fueron torsos de Apolo, manos anchas
que el musgo ha devorado con sus manchas–
fresca, trazando un laberinto breve.
Los cuerpos arrastrados por el río
han quedado en la arena sepultados
bajo las piedras nítidas del lecho.
En el delta una mano, el globo frío
de unos ojos han sido rescatados.
Y más allá una frente, un brazo, el pecho.
•••
Es chula esta curiosidad, amigo, ¿no?
(18:01 horas) Mi amigo, y excelente poeta, Fernando Beltrán, hace unos años ideó una suerte de empresa que le proporcionó cierto éxito y una estabilidad económica que prosigue hasta nuestros días. La llamó “El nombre de las cosas” [http://www.elnombredelascosas.com/] y entre sus mercaderías ofrecía idear y clavar el nombre a nuevas empresas o a empresas que quisieran cambiar su denominación y crecer a partir de una palabra muy bien pensada. Buena salida la de Fernando [recomiendo encarecidamente la compra y lectura de su poemario ‘La amada invencible’, que está en la colección ‘KRK mala letra’, del sello editorial KRK ediciones… un dechado de sensibilidad y magníficos versos]. El caso es que, bajo el recuerdo [o sobre él] de mi amigo Fernando, se me ocurre que podría ponerme en venta para ver si saco algunos eurillos con los que respirar, prostituirme en panegíricos, madrigales, cantos de boda, aforismos por encargo, sonetos a la mayor gloria del comprador, visitas Houellebecq a sepelios y a otros actos relacionados con las pompas fúnebres, elegías, canciones de cumpleaños… e incluso poemas satíricos y cabrones con los que fustigar a los enemigos con cierta elegancia… Cobraría por horas de producción, y juro que para esto soy vivo y rápido, bajo la misma base económica de un diseñador gráfico [28,30 euros la hora, impuestos aparte]… incluso podría ofrecer mi trabajo en ejemplar manuscrito y dedicado o en el más moderno de los soportes digitales.
Nada, que si hay interesados en el tema, me pongo a currar de ya para ir solventando mi maltrecha tesorería… jajaja… ¡Encargos aquí!
De FUMADORAS |
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