“Leo la noticia de Barajas y me acojono. La tragedia llega cuando menos te lo esperas y vuelve a llegar si le apetece, no tiene ritmos establecidos. Yo estuve ahí hace unos días y tendré que volver dentro de un mes. Aquí la cosa no fue de color de rosa, pero, comparada con lo de Madrid, contar que hubo una fuerte tormenta con inundaciones generales de talleres y fábrica resulta insignificante. Para mí no fue un buen día. Por la mañana un chinito se paseó por encima de una de mis placas y, naturalmente, se rompió; probablemente el tríptico de los peces, con suerte, sera un díptico. Por la tarde, antes de atardecer, cayó una fuerte tormenta. Yo estaba en mi habitación y salí a la entrada del hotel para hacer unas fotos, ya era la hora de cenar, pero no aparecía ningún español. Me imaginé que estarían atrapados en el taller porque las calles eran auténticos ríos, pero lo que en realidad sucedía era que se había inundado la zona de secado y estaban cambiando las piezas de sitio. Mis placas estaban en el suelo y sufrieron algún percance. Ya veremos en qué condiciones han quedado. Seguiremos informando.”
CRÓNICA VIJARRENSE PARA A.H.
Hoy ha sido un día espeso y a la vez clarito… dolor de cabeza mezclado con encuentros y desencuentros, exceso de trabajo [ya no doy más de mí], sobremesa con Santiago González [un tipo cercano al poder en la época UCD y sus previos al lado de Adolfo Suárez, compañero de los más reputados periodistas que hoy gobiernan en los medios y de otros que ya desaparecieron, y conocedor extraordinario de los mimbres y los lados oscuros de aquellos años que propiciaron nuestro cambio político y social. Me contó muchas anécdotas que me aportaron algo de clarividencia sobre asuntos que tengo por oscuros, pero no puedo escribirlas por fidelidad debida al colega] y oídos puestos en la desesperación ajena, que se puede convocar en la frase “voy a empezar a abrir las cocacolas con el coño…”, fruto de este desastre de trabajo sumado a trabajo que nos trae bien jodidos a los que no disfrutamos de vacaciones cuando los demás lo hacen.
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