Thursday, August 14, 2008

Halarberito.

Los maileos de Albertito son como una bitácora menstrual e incompleta en la que hay que averiguar dónde ajusta el dolor de cabeza y dónde la desgana… ¡me encantan! –y todo a pesar de esa cosita Robin que hoy me ha dejado caer un bichito al que le daría unas nalgadas con mucho gusto.
El de hoy:

“Son las 5 y me acosté a la 1:30. Me despierto y no puedo volver a dormir. Lo que veo son contrastes demasido grandes: una letrina/cloaca al lado de un hospital de buen ver–el primer día que fuimos a Fuping, Rafa y yo tuvimos que utilizarla y el fuerte hedor, estoy casi seguro, se venía acumulando desde que el señor de Xi´An mandó construir los famosos guerreros–. Coches caros sorteando ciclistas con bicicletas mucho peores que la de Carlos Sastre. Aeropuertos impolutos no muy lejos de viviendas destartaladas donde en el mínimo espacio puede vivir una familia. Hoteles de cinco estrellas, Jovenes bien preparados, gente muy amable, sobre todo las mujeres. El paisaje de Fuping es insulso. Hay mucho polvo, dicen que porque hay un desierto cercano, pero yo creo que es por la fábrica. Tengo ganas de salir de aquí para respirar un poco, pero he de dejar medianamente resuelto el secado de las dos piezas que por el momento me he planteado. Aún no he viajado y no te puedo contar mucho más. Un abrazo.”.

CRÓNICA VIJARRENSE PARA A.H.

Amaneció nublado, aunque yo venía orondo y feliz a mi curro… pero todo acabó en un tormento de trabajos solapados sobre otros trabajos que me hundieron en esa puta miseria que significa algo así como: “Felipe, tienes que trabajar todo el fin de semana completo para cumplir con los encargos urgentes”… una puta mierda. Vamos, que saldé el día con unas once horas de rendimiento irregular sin descanso para no llegar a ningún fin concreto.
Por la mañana, cuando salí a comprar tabaco a PdT, vi que los obreros municipales se afanaban junto a tres agentes de policía en marcar los acotados de zona azul de mi placita y ya se me torció un poquito el gesto [odio las normas y los impuestos directos]… Luego visité a Cipriano en su despacho municipal y le hice un par de bromitas… hasta que me dijo: “Quiero que venga Luis Eduardo Aute y me cante ‘Al alba’, compañero… ¿te imaginas?”. Y claro que me lo imaginaba… y hasta lo estaba sintiendo mientras se me erizaban los pelillos de los brazos [quiero yo a este tipo tan hermosamente humano, coño].
Ya por la tarde me visitaron Jesús y Sinda con su muñequita divina y nos tomamos un Trina de manzana que me duró cinco minutillos, pues apareció Paquito M. con sus prisas comunes y tuve que hacer sesión completa de magia y permanencias.
Y ahora estoy hecho unos zorros, amigo Halarberito [me gusta ese nombre y su pronunciación].
Mañana me extenderé algo más. Bye.

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