Monday, August 18, 2008
¡Viva la Canon Ixus 790 s!
"Rafa y Alberto Andrés con la niña vendedora que no tuvo compasión con mi cartera."
Una nueva e inesperada excursión de trabajo a San Martín del Castañar ha hecho que me retrase en el relato vivo en el que ando metido junto a Albertito. Acuso recibo de sus correos y me congratulo porque el chavalín ya tiene cámara nueva y puede enseñarnos algo más de su periplo oriental
“Querido LF, estoy mejor… he comido e incluso bebido. He terminado las piezas y se están secando, ya veremos qué pasa. Hoy hemos ido a Yan Liang, una ciudad cercana con ambiente algo diferente. Fuping es más rural y la gente más generosa. Yan Liang tiene una fábrica de aviones y la gente ya no es igual. ¿Será el progreso el que enreda las cosas? Hemos ido en taxi y el trayecto ha resultado algo angustiso, no te puedes imaginar la forma de conducir que tienen los chinos. Para que te hagas una idea, el que comete lo que nosotros consideramos una infracción es el que tiene preferencia. Ej.: si te saltas un cruce, tendrán que frenar todos menos tú, van cuatro en una moto con bebé incluido, si alguien adelanta y tu vas de frete a él, has de salirte por la cuneta para que pase....
Bueno a ver si pillo cámara mañana. Abrazo.”
“Viajamos a Xi´An tempranito. Rezamos varios Ave Marías y algún Padre nuestro antes de subir al taxi que nos llevaría a la enorme ciudad. El trayecto se hizo corto a pesar de los 70 km. de distancia. Pensábamos que la contaminación que veníamos sufriendo en Fuping era debida a la fábrica, pero a medida que llegábamos a Xi´An, ésta se hacía más densa. La ciudad sorprende desde el principio por sus enormes edificios occidentales, se parece mucho a cualquier ciudad europea con un toque algo exótico, pero esto me ha sucedido también en Viena, por ejemplo, salvando las distancias. Hasta que no llegamos al barrio musulmán, no daba la sensación de estar en Oriente. el día lo hemos dedicado sobre todo a pasear este barrio relativamente bien cuidado. También he conseguido mi nueva cámara, una Canon Ixus 790 s, aunque la he pagado algo cara(¡¡¡muy cara!!!), me gusta cómo va para ser una compacta. No he conseguido que me hicieran ni un yuán de descuento, a pesar de que en toda esta zona el regateo se hace a lo bestia y sin piedad, pues es parte del juego. Comimos en un italiano: carbonaras, pestos, Heinneken y tiramisús con cortaditos. Todo estupendo y buen precio. Menos mal que nos salimos de un Pizza Hat en el que todo valía una ‘pasta’. Hoy hubo suerte con la comida. Después continuamos paseo por la zona musulmana, acumulando un enorme cansancio debido al calor y a la tóxica contaminación. En las fotos podrás comprobar la neblina que aparece en algunos fondos. Un abrazo.”
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CRÓNICA VIJARRENSE PARA A.H.
Lo mejor que me ha pasado hoy ha sido leer el hermoso comentario que Guadalupe ha hecho sobre mi ‘primera’ novela en el blog ‘http://adu-literatura-varios.blogspot.com’, y como estoy agotado y algo tristón, pues que te dejo su texto como crónica de hoy, aunque antes te pido imagen de tus dos obras en proceso [que imagino son tres peces y una espiral]. Disfruta, hermano.
“NOS VEMOS EN EL CIELO… Es el título de la segunda y última novela, por ahora, de Luis Felipe Comendador, poeta y artista bejarano; él mismo me ha prestado su ejemplar porque está agotado (se publicó en 1999).
Empezaré con un elogio a la carcajada: me lo he pasado muy bien. No creo que reír y disfrutar tenga nada que ver con la frivolidad. Me he reído un montón, sí, como ya me pasó con ‘El tipo de las cuatro’, su otra novela. Sexo, amistad, amor y muerte, temas de siempre cargados de ironía.
El humor de Luis Felipe nace de la naturalidad, de lo cotidiano. Se atreve a contar lo que otros también hacemos o pensamos, pero no lo decimos por pudor. De la ausencia de ridículo nacen las carcajadas. Y también de la humanización de lo divino. Dios es un hombre en este libro, un hombre gamberro y guasón, y el cielo un lugar donde no existen los prejuicios. El tratamiento que Luis Felipe da a lo sagrado será irreverente para muchos; yo pertenezco al club de los que aplauden la guasa hasta en lo sagrado, cuando está bien trabada, como aquí.
Gran parte de su mérito –el del autor- está en que escribe como se habla. Pero lo que a mí más me admira es que lo hace técnicamente bien, no le pillo una falta gramatical o de sintaxis, ni palabras repetidas. Nada chirría, nada sobra ni falta; el lector navega por la historia dulcemente. O tal vez sea porque ni me fijo, tal es el embaucamiento que me produce.
“Nos vemos en el cielo” tiene muchos puntos en común con “El tipo de las cuatro”: las dos saben a autobiografía, ambas nos cuentan dos historias paralelas: la del personaje escrito y la del escritor, haciendo unas carambolas entre uno y otro que al final cierran el círculo con una destreza nada fácil de conseguir, intuyo.
Luis Felipe dice que escribe de un tirón, que no relee, que no corrige: yo no me lo creo.
El “estilo libre” (*), está perfectamente conseguido pues el lector sabe hacer las pausas necesarias para no perder el hilo ni el aliento. También utilizó esta técnica en su otra novela. Repito: es que LF sabe escribir exactamente como se habla, con lo cual los personajes nos resultan muy familiares. Tal vez se pase un puntito de gamberro, llega a descarnado, brutal, me recuerda algo a Bukowsky, como me lo recuerda en lo autobiográfico. Pero un brindis por aquellos que cuentan lo que hay en su vida y alrededores sin aburrir ni un poquito.
Se me ocurre sin embargo que, tal vez, estas novelas no resistan el paso del tiempo justamente por su mayor mérito: por lo excesivamente coloquial temporal del lenguaje: así se habla aquí y ahora, en un determinado escalón socio-cultural. Ojalá me equivoque y, por el contrario, sus novelas pasen a la historia de la Literatura como pasaron otras, en calidad de “costumbristas”, representantes de una época. Aunque presiento que a LF le da lo mismo.
Que estas palabras contribuyan a animar a LF a seguir con su tercera novela, que ya tiene comenzada. Promesas de más risas; yo desde luego, me apunto.
(*) “Estilo libre”. Frases que se concatenan sin puntos ni comas. Desconozco su nombre técnico, rigurosamente literario. Lo descubrí en “Matando dinosaurios con un tirachinas”, novela ganadora del Premio Nadal 1996. Se agradecerán comentarios al respecto.”
Jo, Guadalupe, qué bonito. Muacss.
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