Sunday, August 31, 2008
Cúbreme los ojos con tus manos desde atrás y pregunta...
Hoy no me escribió Alberto y estoy como huerfanito. Espero que ese horno caprichoso y fupinguero no haya devorado su obra y que los paños negros la reciban como un éxtasis. Mientras, yo quiero ver algo de lo hecho, sea fallido o válido. Hay que tomar el mando, hermano, sobre esa gleba de maestros de hornos.
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Amaneció el día algo nublado y esa cistitis crónica que tengo me ha atacado con saña durante la noche, justo cuando pillaba el relax de una semana llena de tensión y trabajo. Estoy hecho unos zorros y mi físico acusa las salidas de norma con quejidos notorios que me dan la medida de la edad en la que me estoy metiendo [ya sé que mi estado mental debilitado cae en el pozo físico cuando extremo el esfuerzo]. Habrá que convivir con estas cuitas que no atienden a razones de uso.
El caso es que me retuerzo con ese jodido e incomodo escozor mientras el cuello sigue con sus puñeteros latigazos… una piltrafa, coño.
Para calmarme, pinto. Ya he repintado el díptico de ayer como doce veces, y es una masa informe que me mira a los ojos y me indica mi estado caótico y bajuno.
Me queda la cabeza para huir un poquito, y me establezco en ella buscando paraísos personales que actúen como el árnica y me dejen relajado y mullido.
Cúbreme los ojos con tus manos desde atrás y pregunta ‘¿quién soy?’, y luego dime que ya no hay que ir jamás a pasar la ITV del auto ni a comprar azulejos, que ya no existirá la hora del pan y no echaré de menos el café de las tres. Cúbreme los ojos por detrás con tus manos y clava tus rodillas en las corvas de las mías, y hazme sentir tu vientre en la espalda, tus pechos en mis dislocadas paletillas. Cúbreme por detrás los ojos con tus manos y coloca tu muslo entre mis piernas empujando hacia arriba como un émbolo de carne que me deje estirado y me haga coronarte.
Que delante de mis ojos no haya nada, que todo esté detrás de mí y tenga la sensación extraña del que abre los caminos, del que crea las trochas nuevas y llega primero al horizonte… y que tu brazo derecho me rodee el cuello desde atrás y en tu codo se apoye mi barbilla, y que tu brazo izquierdo aprese mi cintura como una venda.
Me queda solo el cuerpo para sentirme vivo, pero aún no he encontrado instrucciones de uso que ayuden a apurar lo que aún le resta.
Túrbame como el fósforo que se hace llama, dale tus aureolas a mi boca para que me alimente, llévame a esa esquina sin luz en la que ser regreso, rózame con densidad.
Me queda solo el cuerpo para no ser ausencia, las sonoras zancadas del corazón, el olor acre de la boca al despertarme, el tamaño de lo que salta y decae, el cascabel de hueco donde laten las vísceras… y también el filón de los otros cuerpos que pasan a mi lado. No es mucho.
Amanéceme y sal de tu crisálida, inclínate sobre el espacio que ocupo y bebe mi aire, encuéntrame y desenvuelve el brote.
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Me está afectando demasiado el trabajo en el que estoy metido ahora, que no es ni más ni menos que el novenario teatino de la Virgen castañara [picado urgente de 80 páginas con todos los contenidos marianos de la novena]… me quedo sin querer con los contenidos sacros y con la forma giróvaga que utilizan los curas en sus oraciones, y los llevo sin querer a mi mundo raro. La verdad es que estos tipos llevan dos mil años indagando en la forma de un mismo contenido, y han encontrado el quid [kit] con el que engatusar a las almas precisas. No hay mejor literatura para erizar que la tomada de las religiones… y también para subyugar, enloquecer, atraer, convencer, excitar…
Voy a volver a mi picado [incluida cistitis y contracción de cuello].
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Y la tarde... de marcheta con mi Guille. Rematamos viendo 'Wall-e' en una sala del multicines con cuatro personas más [es triste lo del cine en este pueblo]. Me encantó la peli y me atiborré a palomitas, pero me sigue doliendo todo, coño.
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