Saturday, December 13, 2008

Los pecados de la carne.


13 de diciembre de 2008
Me prestó una coleguilla, que es un cajoncito de sorpresas siempre, una edición de José María López Ruiz con una gozosa crónica de las publicaciones eróticas españolas que lleva por título “Los pecados de la carne” [ed. Temas de hoy, 2001], y me lo he devorado con auténtico gusto esta mañanita [mira que mi coleguilla insistió hace un par de días con ese ‘¿pero aún no te lo has leído?’].
El texto está lleno de sorpresas en forma de coplillas o rimados que no tienen desperdicio, además de contar con una galería de imágenes entre turbadoras y cómicas. Quiero rescatar algunas de las cosas que más gracia me han hecho.

De la revista ‘París Alegre’, este cuarteto cabrón por excelencia:

Cornudo eres, fulano, hasta los codos
y puedes rastrillar con las dos sienes;
tan largos y tendidos cuernos tienes
que, si no los enfaldas, harás lodos.

Un fragmento masturbatorio asignado a Espronceda, aunque en la publicación figura como anónimo:

Y mientras las queridas
tendidas en el lecho,
sin chales en sus pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin rodén el cabello,
al aire el muslo bello
en plena convulsión.

De la publicación “Demi-Monde”, esta perla clitórica y canina:

Me lame mi perrito
las manos y los pies,
me da tanto gustito
como tú mismo ves,
mis nervios se estremecen;
mis «cosas» tiemblan ya...
presiento el dulce espasmo
¡qué rico, rico, está!

De la publicación catalana “El Fandango”, una letrilla de tocador balo un dibujo de mujeres empolvándose la cara:

¡Lo que le gusta el polvo
a esta morena!
Con polvos desayuna
con polvos cena.

De “Qui-Qui-Ri-Quí”, una hermosa irreverencia de Emilio Carrere dedicada a La Fornarina:

Cáliz de carne florida
en donde los senos son
hostias de la comunión
de la Vida.

¡Salve, gran encantadora
del tedio y de la tristeza!
¡Hija de Nuestra Señora la Belleza!

En “Almanaque de Cupido”, una rimilla de Ricardo Opisso (Bigre) haciendo referencia -jajajaj- a la guerra europea:

Yo voto con los que dicen
que estamos necesitados
de hombres que sean neutrales,
pero armados, muy armados.

Otro de Opisso en la misma publicación [muy bien traído al caso de nuestro tiempo de crisis]:

– ¡Qué crisis, hija, qué crisis!
– ¡No me hables, maldita guerra!
Hace más de tres semanas
que no veo una peseta,
tengo empeñada la ropa,
ya nadie de mí se acuerda
y, en fin, que ya de aburrida
bostezo hasta con las piernas.

De la revista “Cosquillas”, y para terminar con esta breve selección, esta joya de Fidel Prado:

En Pinatar de la Sierra,
la viuda Pepita Guerra
alquila un monte ejemplar.
Hay caza: no tengan duda,
pues desde que quedó viuda
lo tiene sin explotar.

Ha sido toda una experiencia adentrarme en la emoción erótica de nuestros antepasados y ver que la frescura siempre fue la nata del tiempo del hombre. Lástima que siempre lleguen los adustos censores [leí una vez que a más de un censor franquista –muchos eran sacerdotes– lo pillaron masturbándose con el fruto de sus recortes].
Fue un placer de mañanita el que me propiciaste, coleguilla. Muchísimas gracias [ya puedes pasar a recuperar tu libro, que me lo he fotocopiado].










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