Saturday, December 6, 2008
Giorgio Conte, Paolo Conte y Vinicio Capossela
Ando poniéndole final a mis cincuenta años y me resumo sin dudarlo un momento en tres autores italianos [Giorgio Conte, Paolo Conte y Vinicio Capossela] que ponen referente indudable a mi humor, a mi forma de estar y ser en el mundo durante todo este tiempo y a mi postura real ante la vida, la de verdad, la que no miente [conste que me tiré toda la noche valorando el asunto en toda mi bibliografía/biografía musical]. Y es que soy profundamente italiano en todo, hasta en la muda diaria. Y esta búsqueda en mí quiero que sea un regalo para vosotros, un regalo de medio siglo vivido con cierto swing. Soy y fui lo que hoy os doy, a pesar de que tuve momentos Cafrune y puntitos Sabina, a pesar de que me creí mil veces de Georges Moustaki, Pablo y Silvio… y a pesar también de que me busqué demasiados años en Bob Dylan o en Lluis Llach [todos ellos son también parte de mí, pero una parte no tan verdadera como mis italianos queridos].
Quede pues mi regalote en los tres vídeos que os dejo, en los que –no lo dudéis–, si cerráis los ojos, podréis verme absolutamente nítido, entero, caminando.
Un abrazo fuerte, que me voy a perseguir los cincuenta que vienen con Celentano [fue una de mis dudas mayores al escoger].
Gracias a todos, amigos, por haberme acompañado un ratito en el camino.
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Y como soy resumidor constante y enfermizo, haré un repaso rápido e incompleto de mi mundo hasta hoy:
De los poetas bebidos en estos años, me quedo a bote pronto con ocho o diez destellos de Sarduy, con Oliverio Girondo entero, con mi Ángel González y con Abraham Gragera, con unas chispitas de Blanca Varela, con Pavese y Bukowski, con Pasolini, Catulo, Montale, Benedetti y César Vallejo.
De poemarios frescos y sabrosos, dejo tres fundamentales en mi mesa: “La caja de Plata” de Luis Alberto de Cuenca, “La Camarera del cine Doré” de Carlos Martínez Aguirre y “Adiós a la época de los grandes caracteres” de Abraham Gragera.
De artistas plásticos, me quedo con Eduardo Arroyo, Hopper y mi querido Alberto Hernández.
De amigos grandes, y sin dudarlo, Juan Hernández Heras, José Luis Morante y Belén Artuñedo.
De música, las Arias para Durastanti, de Frideric Handel; todo Bob Dylan, todo Leonard Cohen y Madeleine Peyroux entera.
De fobias, el ‘Quijote’, la cebolla y que el pan esté boca abajo sobre la mesa.
De bebidas, una copita de Canasta y Coke con Havana 7.
De tabaco, mis Chesterfield.
De pensamiento, Nietzsche sin dudarlo.
De imágenes, una mujer desnuda en la penumbra.
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